Reina rotunda

Reina Sofía

Me han estremecido la expresión y la actitud de la Reina Sofía en el acto que ha presidido hoy con motivo del doble aniversario de la Unidad Militar de Emergencias. Con rostro serio, seguro, desafiante, algo tenebroso, vestida de riguroso negro, la madre del Rey Felipe VI, envejecida y silenciosa, ha contestado rotundamente a todo el planeta. Su respuesta ha sido la dignidad calma.

La mujer del Rey Juan Carlos no ha mostrado consternación, ni dolor ni ansiedad. Estaba tranquilísima y preciosa. Todas las opiniones se unen en el sentimiento hacia una Reina que se irá de este mundo sin dejar un solo enemigo. El declinar de esta griega está siendo realmente triste, pero aún se atisba un mundo de profunda ternura en sus pupilas. Unos ojos cada vez más empequeñecidos en los que aún anida la dulzura que corona su carácter.

Verla caminar sola, segura y triste, como la hemos visto hoy, sobrecoge. Hace años que no la vemos sonreír, como mucho una mueca llena de noche oscura. Tiene hoy su figura una gracia rebelde. Todas las mujeres somos enigmas, pero ella es de las más indescifrables de todas. No la dotó Dios de picardía, ni de salero, ni de carisma, pero ¿qué Reina del universo necesita eso teniendo su dignidad, su grandeza y su cuna?

La imagen de hoy de nuestra Reina Sofía, cubierta de un manto de tristeza, ha sido la viva imagen de la honorabilidad, de la integridad, del compromiso y de la virtud. Nuestra bondadosa Reina ha dado de nuevo una lección al mundo con su actitud. Viéndola hoy, no cabe ninguna duda de que la Monarquía sigue vivísima y en su cenit. Mientras ella viva, su prestigio estará asegurado; y se mantendrá en el tiempo con su hijo, muy parecido a ella en la esencia. Solemne y silenciosa, sin desviarse nunca de la línea recta, doña Sofía ha degollado a cualquier amante.

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