Rechifla general en Marruecos con Sánchez

Rechifla general en Marruecos con Sánchez

La pasada semana la Delegación del Gobierno en Ceuta convocó a todas las fuerzas vivas de la ciudad autónoma a una reunión urgente para calibrar la posible respuesta del reino de Marruecos a la presencia en España del jefe del Polisario, Brahim Gali. Curiosamente y a pesar de los preocupantes informes de la Seguridad Nacional según ha revelado este periódico, y también con  los del Centro Nacional de Inteligencia, se concluyó sin embargo con que, pasara lo que pasara, la situación en Ceuta “estaba perfectamente controlada”. Una postura política textual. Por lo tanto, el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, tuvo noticia exacta de la estimación de los expertos pero la desdeñó. La opinión de los técnicos le trajo al pairo, tanto que siguió adelante con su agenda: primero, París, y después una vueltecita por Hispanoamérica: la Argentina de los Kirchner, otra vez en el poder, y por la siempre idílica Costa Rica, para poco más que hacer un pelín de turismo.

Por todo esto, no es arriesgado afirmar que Marruecos, y su rey Mohamed personalmente, no sólo han tomado a rechifla a otro Reino, el de España (los periódicos de Rabat no lo ocultan), sino que le han desestabilizado con una invasión de su territorio que no tiene precedentes desde la “Marcha Verde” del rey Hassan en 1975. Cuesta creer, por eso no se cree, que a nuestros Servicios de Información se les haya pasado por alto la venganza de nuestros presuntos “amigos”. Y esto por dos razones: la primera, porque desde hace días los periódicos de Rabat recogían comunicados de su Gobierno y venían avisando de las proporciones excepcionales que iba a tener la réplica de su país; la segunda, porque Marruecos trabaja en España con miles de agentes, algunos de los cuales, según siempre hemos sabido, juegan a dos barajas. Es más: tras los terribles atentados de marzo de 2004, el Estado español se ocupó mucho de reforzar este juego. ¿Hay que creerse que ahora Mohamed nos ha sorprendido en bragas? Pues no: no hay quien se lo crea. Tampoco se lo cree en Estados Unidos, que nos ha obsequiado con un universal papirotazo dando la razón a Mohamed.

Pero es que además hay otros síntomas añadidos. Por ejemplo, la opinión que nunca esconde, de la embajadora de los alauís en Madrid. En la mañana del martes, tras ser llamada “a consultas” cínicas por Rabat, la señora Karima Benyaich, no sólo no rebajó el nivel de la tensión, sino que la aumentó bastante con una declaración como ésta: “Hay actos que tienen consecuencias”. Verde y con asas: Marruecos tomó como una agresión insoportable el hecho de que estúpida e ilegalmente nuestro país acogiera a un jefe del Polisario, además en investigación de la Audiencia Nacional, que ha reabierto el martes mismo el juez Pedraz, por delitos que no son precisamente baladíes; vamos, nada menos que por genocidio. Al tal Brahim algún listo de este país a sueldo de Sánchez -todo apunta a Ábalos repitiendo la operación Delcy Rodríguez- decidió que ingresara en un hospital de Logroño con identidad falsa.  Marruecos tardó un cuarto de hora en enterarse del episodio. El antiguo ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, afirma que, con una sola decisión, el Gobierno español se ha cargado un muy delicado acuerdo a tres: España, Marruecos y Argelia sobre el Sáhara Occidental, que venía establecido desde hace tiempo. El pacto no escrito consistía en una “fórmula justa, duradera y mutuamente aceptable” que no cerraba ninguna reivindicación, ningún paso posterior, pero que tampoco lo abría. O sea, un monumento a la ambigüedad que  funcionaba escrupulosamente bien.

Pero he aquí que Sánchez preside un Gobierno social leninista y el consenso, hilado tras otros múltiples intentos fracasados, ha saltado por los aires. El anterior vicepresidente, Pablo Iglesias, con su irresponsable facundia habitual, apostó por un referéndum de autodeterminación (él es un forofo de este tipo de consultas) en el Sáhara, y el rey Mohamed, simplemente contestó así: “Tomo nota”.Y, ¡vaya si la tomó! Por eso, a este respecto es imprescindible la contestación a esta pregunta: ¿En esta ocasión, el Gobierno de la Nación ha pedido a nuestro Rey, Felipe VI, mediación en esta terrible crisis? No hay respuesta a esto: el Palacio de la Zarzuela se limita a decir que Sánchez informó al Monarca y nada más. Históricamente en varias ocasiones, el Rey Juan Carlos intervino con sus dos hermanos, el rey padre Hassan y el rey hijo Mohamed, para solventar enfrentamientos que estaban a punto de provocar un estallido bélico entre los dos países. Aznar puede contar de alguno de estos momentos.

Pues ahora parece que no; la egolatría de Pedro Sánchez, que está en el inicio de este drama migratorio, no le suele permitir que nadie se apunte tantos que él los pretende para sí mismo. Ahora la situación es mucho más compleja que en otras ocasiones. La presencia de los comunistas en el Ejecutivo no augura nada bueno para la convivencia entre España y Marruecos. Encima, nuestra canciller, una incompetente de apellido Laya o cosa así, no guarda el menor recato en reconocer que el nuestro es un pequeño país que tiene depositada y delegada -como suena- nuestra representación en la Unión Europea. Mayor indignidad no existe. Su jefe, en un acto de fingida responsabilidad, suspende su excursión a París para comprobar sobre el terreno ceutí y melillense los daños de la hecatombe causada por el amigo moro. Este país nuestro que, por boca de su ministro del Interior, Marlaska, negaba hasta ayer mismo las “devoluciones en caliente”, ahora las practica porque un territorio español ha sido invadido. Es una contradicción flagrante de un Gobierno irracional, inane, maléfico, que tiene en vilo a toda la Unión Europea, y que causa una risa imponente en la vecina Rabat.

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