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¿Por qué las personas publican las fotos de sus vacaciones?

¿Por qué las personas publican las fotos de sus vacaciones?

¿No te pasa que un amigo, un familiar (incluso tú mismo), que no es un gran utilizador de Instagram, y que muy de vez en cuando publica algo, en vacaciones se convierte de repente en fotógrafo de la National Geographic?

Y de repente, de buenas a primeras, sube fotos o vídeos tres o cuatro veces al día, por supuesto acompañado de un reportaje que incluye hasta los más mínimos detalles (fotos en el aeropuerto, en el avión, en un tuk tuk). Pareciera que en las vacaciones las musas nos acompañan y nos proveen de inspiración para informar sobre lugares, personas, comidas, con la respectiva recomendación tipo «si vais a Alaska, Asturias o Kuala Lumpur, no podéis dejar de ir a este restaurante donde sirven los mejores -cualquier plato típico- del mundo».

Parece que el hecho de estar a 100 o 1.000 kilómetros de tu casa hace que, de repente, todo adquiriera un tono especial digno de ser narrado a la humanidad. Y el reportero de viaje que cada uno lleva en su interior, halaga las costumbres de la región (cuando normalmente critica a su vecino), retrata a niños (mientras despotrica de ellos en el avión) y decide tratar de hablar como sea con los lugareños (cuando ni siquiera saluda al portero).

¿Y porqué en vacaciones de repente queremos mostrar todo? Según un informe realizado por la plataforma de viajes Expidia, una de cada cuatro personas -de todos los rangos edad- decide su lugar de vacaciones en función de las fotos que vio en Instagram. En el caso específico del segmento de 18 a 34 años, tres de cada cuatro deciden su próximo destino en función a las publicaciones de influencers o buscando a través de hashtags.

Así como lo lees, el mayor tour operador del mundo se llama Instagram, que logró convertir al mundo en una etiqueta (tag). De hecho, el hashtag travel cuenta con más de 600 millones de fotos. Es tan poderoso el tema, que cada publicación que subes con geolocalización (que indica el lugar donde te encuentras) tiene más visibilidad que una que no lo tiene.

Ello ha llevado a que destinos muy etiquetados, como Angkor Wat (Camboya), Blue Lagoon (Islandia), Santorini (Grecia) y el Everest (Nepal), se hayan convertido en zonas de turismo masivo, que tristemente ha terminado por impactar en el destino en factores tan delicados como el medioambiental.

Hoy, los influencers de viajes tienen tanto peso en marketing, como aquellos que se dedican a la moda. Se han hecho tan famosos porque han sabido profesionalizar su actividad, haciendo verdaderas producciones cinematográficas de los sitios a los que son pagados por ir, y que finalmente no son tan espectaculares como los venden. Razón por la cual Instagram está llena de reels (vídeos cortos) del antes y el después de sitios «supuestamente paradisíacos» que terminan siendo otra cosa.

Instagram se ha convertido en el sitio de exhibición permanente de personas que viven una versión inventada de su realidad, en la que siempre se quiere parecer más guapo, más famoso, más glamuroso, más perfecto, etc. Los influencers son actores que venden una ficción de su propia vida, y lo peor de todo, es que las personas asumen que esa puesta en escena es cierta, y terminan soñando con llevar la misma vida.

Pero claro, a menos que seas Kim Kardashian, el resto de los mortales tenemos una vida absolutamente normal, en la que tenemos que ir en metro, sacar la basura, hacer la compra, limpiar la casa, trabajar… En fin, la vida real.

Para aquellos que han trabajado duro durante un año, alcanzar ese momento de gloria en Instagram se puede conseguir a través de las vacaciones. Ese período en el que estamos pletóricos, divertidos, y dispuestos a vivir al máximo en un espacio de tres semanas.

Por ello, las personas publican fotos de sus vacaciones (editadas y con filtros) tratando de imitar al influencer de turno, ya que en ese preciso momento se sienten conectadas con ese mundo que les fue negado. Lo más triste es que muchas de esas personas están tan influenciadas por la red que piensan que nada en su vida es digno de publicar, y por ello las vacaciones son el espacio para mostrarle al mundo, al tiempo que se convencen de que su vida tiene algo interesante que postear.

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