En el PSOE no les llega la camisa al cuello
Cuando el juez Santiago Pedraz ordenó el ingreso en prisión del cabecilla de la trama Koldo, Víctor de Aldama, en el marco de una investigación sobre fraude en el sector de los hidrocarburos, el miedo en el PSOE es que el comisionista tirara de la manta. Y cuando Aldama pidió hace días declarar voluntariamente en la Audiencia Nacional a instancias de su abogado, un sudor frío corrió por la frente de muchos que saben que el empresario puede provocar un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter.
Su defensa recurrió el ingreso en la cárcel, petición que fue tumbada tanto por el instructor, como por la Sala a la que se recurrió en apelación. Agotada esta vía, ahora tiene una oportunidad de salir de prisión si colabora con la justicia y aclara aspectos fundamentales del caso hidrocarburos y del caso Koldo. Aldama se enfrenta a una compleja disyuntiva: si aporta pruebas de una supuesta financiación ilegal del PSOE corre el riesgo de autoinculparse, pero seguir dando la callada por respuesta le condena a seguir encarcelado. Es un dilema complejo, pero lo que es seguro es que las relaciones de Aldama con los socialistas se extienden a altos cargos de Ferraz con los que llegó a fraguar negocios y también con los máximos responsables de varios gobiernos autonómicos del PSOE, ahora venidos a más, que pagaron a la trama para abastecerse de material sanitario durante la pandemia por coronavirus. Este es el caso del extinto Gobierno de Baleares, que presidía Francina Armengol, hoy tercera autoridad del Estado, o el Ejecutivo del archipiélago canario, que entonces estaba al mando del ministro Ángel Víctor Torres. Existen pruebas aportadas al sumario que revelan estos contactos con Aldama, que ganó millones de euros en comisiones en los peores momentos de la emergencia sanitaria. Si Aldama larga, no va a haber valeriana suficiente para combatir tanta ansiedad.