La propuesta para la Seguridad Social: un parche insuficiente

La propuesta para la Seguridad Social: un parche insuficiente

El sistema público de pensiones necesita ser reformado. No es cuestión de ideologías sino de matemáticas actuariales. Cada vez tenemos más pensionistas y esos pensionistas cobran una pensión más elevada que las que se cobraban antes, y lo hacen durante más tiempo. Cuando se puso en marcha en España el sistema de reparto, la esperanza de vida al nacer no era mucho más alta de 65 años en los varones, que entonces eran el grueso de la población activa. Ahora, sin embargo, gracias a Dios, la esperanza de vida se encuentra por encima de los ochenta años en ambos sexos (80,52 en el caso de los hombres y 85,89 en el caso de las mujeres, según nos muestra el INE). Este factor, sin duda, eleva el número de años que se percibirá una pensión, que supone, por tanto, un incremento del coste del sistema.

Por otra parte, la tasa de sustitución o de reemplazo de las pensiones en España -esto es, el porcentaje de pensión que se percibe respecto al último salario- no ha dejado de crecer y es la más elevada de Europa, con un 78,7%, según datos de la Comisión Europea, muy por encima de la media de la UE (46,3%) y de la eurozona (49,9%). Esto eleva también el coste del sistema público de pensiones, al ser mayores las pensiones que entran al sistema que las que salen.

El impacto será especialmente importante cuando se jubile el grueso de las cohortes del baby boom, período que tuvo lugar entre 1952 y 1977, pero encontrándose esas cohortes más numerosas en crecimiento de natalidad anual entre 1957 y 1967. Son muchas personas que, por un lado, accederán a una pensión, que, por otra parte, dejarán de cotizar como activos y, por último, percibirán, en términos generales, una pensión mayor que la media actual, con lo que dicha media se elevará y, con ello, el coste del sistema.

Adicionalmente, además de producirse esa salida de la población activa de todas esas personas, no se reemplazará con una entrada similar en el mercado de trabajo de las nuevas generaciones, pues los nacimientos de estas nuevas cohortes fueron ya muy escasos, de manera que la relación entre activos cotizantes y pensionistas caerá de manera importante.

Por eso, si nada se hace, el sistema colapsa matemáticamente, y eso es lo que hay que evitar. Hay que tomar medidas para solucionar el problema y garantizar su sostenibilidad.

Sin embargo, en lugar de abordar el tema afrontando el problema de cara, en toda su magnitud, el ministro Escrivá ha comentado en una entrevista sus intenciones al respecto, que, por lo manifestado en ella, no dejan de ser meros parches que no arreglan el problema de fondo del sistema.

Ha dicho que hay que endurecer las condiciones de acceso a la jubilación antes de su edad legal, elemento que, por lo general, es necesario que así sea. Si se quiere prolongar la edad de jubilación debido al incremento de la esperanza de vida, la edad efectiva de jubilación no puede estar por debajo de la actual edad de jubilación, pues entonces no se conseguiría alargarla nada más que nominalmente. Puede ser una medida interesante, pero no es suficiente. Adicionalmente, habría que ver qué tratamiento se les da a los ERE’s o jubilaciones anticipadas de muchas entidades que llevan a cabo dichos expedientes por una cuestión de costes y productividad: si ahí también se endurecen, puede haber otro tipo de despidos más cruentos y, a la larga, vía prestaciones, más caros para las arcas públicas.

Junto a ello, su otra gran propuesta es introducir una progresividad en el sistema incrementando las bases máximas de cotización pero no la pensión máxima, o no en la misma cuantía. Eso, además de no servir de mucho, constituye una auténtica injusticia para las personas que cotizan por la base máxima. No sólo cotizan por una base de cerca de 4.000 euros cuando la pensión máxima que les puede quedar ronda los 2.700 euros, sino que si todavía se agranda más esa brecha, más injusto será el sistema con ellas. Ya el año pasado subieron un 7% las bases máximas y un 1,7% las pensiones máximas (como todas las pensiones, salvo las más reducidas, que subieron más). Si siguen por ese camino, nadie querrá cotizar a esos niveles y terminaremos expulsando talento de España y, con ello, fuerza generadora de la más productiva actividad y del empleo de más valor añadido.

El ministro elige caminar por este sistema de parches mientras rechaza no ya el sistema de capitalización, sino el sistema de cuentas nocionales, porque dice que no es de aplicación inmediata. Tiene razón el ministro, pero si queremos una viabilidad estructural del sistema tenemos que trazar un cambio estructural que lo permita, y mientas se asienta se puede mantener un período transitorio. Sólo entonces serviría un parche, de manera provisional, no como propone el ministro, de manera aislada, porque entonces será un parche permanente.

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