Prisa, ¡cómo añoran a don Jesús!

Prisa, ¡cómo añoran a don Jesús!
Dicen, porque es cierto, que el nivel de endeudamiento del Grupo Prisa –antaño el poder fáctico por antonomasia- hace inviable la supervivencia a la corta del periódico que fundó Manuel Fraga

«La prensa debe servir a los gobernados, nunca a los gobernantes». Sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos (caso The Washington Post/The New York Times).

Dicen, porque es cierto, que el nivel de endeudamiento del Grupo Prisa –antaño el poder fáctico por antonomasia- hace inviable la supervivencia a la corta del periódico que fundó Manuel Fraga y de la cadena radiofónica que fue de los Garrigues/Fontán hasta que el felipismo decidió, con Javier Solana de por medio, que estaban mejor para sus intereses en el cuenco del editor cántabro.

El ex director de El País, Antonio Caño, bajo cuyo mando nunca tuvo esa cabecera más consenso y respetabilidad, tiene declarado que cuando Pedro Sánchez ganó las primarias en el PSOE, supo a ciencia cierta que su cabeza pasó a valer menos que un cuarto de maravedí. Intuición, con datos y conclusiones, no le faltaron al ex corresponsal en Estados Unidos.

A partir de ahí, tumbo tras tumbo. Director tras director en postración suprema ante el poder sanchista/podemita. ¿Resultado? Cerca de mil millones en una deuda impagable y con gente un tanto rara al timón empresarial. Dicen que el último clavo ardiendo al que pretenden asirse es el imperio Berlusconi, un magnate bajo sospecha legal, aunque arropado por una cuenta de resultados imponente. Esto es lo que le mola a la muchachada de Prisa. Los inquisidores de la derecha y la ultraderecha en España –no sin razones- pero en busca del abrazo redentor de la ultraderecha transalpina…¡A la fuerza ahorcan!

Los otrora perdonavidas, aquéllos en tiempos pasados, aunque recientes, expedían cicateros y a regañadientes patentes de demócratas y modernidad, los tienen ahí con el cepillo en ristre a ver si alguien se presta al óbolo. Eso sí, al mismo tiempo recordando al limosnero que siguen contando con el aval del poder político sanchista.

¿Tiene algo de extraño que se eche a faltar aquel don Jesús del Gran Poder que interpretó como nadie que para ser editor lo mejor son las faldas del conseguidor fácil y presto?

Por lo demás, continúan igual, oigan.

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