La prensa internacional decapita a Sánchez

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Sánchez tiene un problema, incluso, si supera la difícil situación familiar/política en la que se encuentra. Un primer ministro puesto en entredicho por la prensa internacional, desde la más relevante a la más nimia, no puede deambular con su propio paso, mucho menos si tiene aspiraciones de seguir en el machito.

La palabra «corrupción» es como el ácido sulfúrico, todo lo corroe. Especialmente duros con el presidente del Gobierno están siendo en la prensa europea, alemana, británica, francesa e italiana. En este último país no olvidan los insultos proferidos a su primer ministra a la que recién elegida Sánchez piropeó en público.

Le Monde, The Telegraf, Corriere de la Sera deben formar parte de eso que en lenguaje sanchista se denomina «fachosfera», una manera como otra cualquiera de intentar desacreditar a los mensajeros. ¿Cómo le ha podido ocurrir todo esto? Sencillamente, porque tras seis años de poder sufre una auténtica borrachera de poder cuasi absoluto y tanto él como su entorno se han creído inmunes a cualquier ley e, incluso, más, a cualquier norma ética que tanto invocaba cuando estaba en la oposición.

Un jefe de gobierno que llega al puesto de mando bajo el pretexto de limpiar la vida pública de detritus y que tras seis años se encuentra en la situación familiar en la que se encuentra no parece muy digno de admiración. Hay observadores que ante este panorama se temen lo peor. Sánchez ha dado suficientes pruebas para poder intuir que en su desesperación es capaz de cualquier cosa, sobre todo cuando todavía tiene el poder entre sus manos.
Hay un hecho cierto. Pedro Sánchez, que durante más de un lustro fue agasajado por esa prensa internacional que lo veía como un posible líder europeo e internacional, ahora mismo aprieta el dogal con intención de asfixia. Según dicen en los aledaños monclovitas, ¡sálvese quien pueda!, es una de las cosas que más preocupan y duelen al todavía presidente.

Si hoy domingo 9J obtiene un resultado aceptable será el clavo ardiendo que necesita para decir que el pueblo le ha absuelto. Lo verán y oirán ustedes

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