¡Perded toda esperanza!
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate. En La Divina Comedia, Dante llega acompañado del poeta romano Virgilio a las puertas del infierno, sobre las que leen esta advertencia: ¡Perded toda esperanza los que entráis! Esta inscripción debería haber sido hoy esculpida sobre las puertas del Congreso de los Diputados y a partir de esta misma tarde podría ser el recibimiento que se hiciera en todas nuestras fronteras. Durante al menos los próximos cuatro años, España se va a convertir en un infierno sin esperanza. Dirigida por un psicópata narcisista sin escrúpulos, que gobernará conforme a los deseos de todos los enemigos de la nación, sometido a lo que le exijan comunistas, etarras y golpistas. Y, lo que es peor si cabe, sin una oposición fuerte y unida que esté en condiciones de disputarle el poder para volver a reconducir la situación. Como se dice irónicamente en la Galicia de Feijóo, «menos mal que nos queda Portugal».
¡Perded toda esperanza! La mesa del Congreso será presidida por Francina Armengol, una socialista cuya única virtud es ser más independentista que los catalanes y vascos que la han votado. Una nacionalista extrema, defensora a ultranza de los Països Catalans en los que incluye a Baleares junto a Cataluña y el resto de regiones donde se habla algo parecido al catalán. Propone la celebración de un referéndum de independencia. Defendió abiertamente la celebración de un referéndum vinculante para que la ciudadanía eligiese entre la continuidad de la Monarquía o la República. Es la responsable política de una veintena de casos de abusos sexuales a menores tuteladas por el Consell de Mallorca durante su mandato. Y fue sorprendida de fiesta en un bar, después de las dos de la madrugada, en pleno confinamiento. Sólo milita en el PSOE porque en Baleares le ofrecía más posibilidades de medrar en política.
¡Perded toda esperanza! Después de esta van a venir todas seguidas. Habrá pacto de investidura y Pedro Sánchez renovará su presidencia con los votos con los que ya cuenta desde la moción de censura a los que esta vez se van a añadir los del partido de Puigdemont. Un Gobierno que se publicitará como de progreso a pesar de estar sustentado en los votos de Junts, que es un partido ultranacionalista de extrema derecha, supremacista, racista y xenófobo, que es lo más parecido a un partido nazi que existe hoy en el Congreso. Resultan también imprescindibles para ese Gobierno de progreso los escaños del PNV, el partido nacionalista y tradicionalista fundado por el racista, xenófobo del aún hoy homenajeado Sabino Arana, que se autodefine como democristiano, pero cuyo lema aún sigue siendo «Dios y ley vieja». El progreso a la destrucción de España de la mano de nazis y etarras.
¡Perded toda esperanza! La legislatura será completa, de cuatro años, igual que ha sido el Gobierno de coalición sanchista–comunista. Para ello, un experto en supervivencia Pedro Sánchez se asegurará el respaldo de todos sus socios, dosificando a lo largo de todo el período los compromisos que ha adquirido con ellos y que, finalmente cumplirá uno por uno. Tendremos ministros comunistas que terminarán su proceso de argentinización de nuestra economía; se excarcelarán todos los presos etarras con las reformas legales que sean necesarias; se iniciará el proceso de incorporación de Navarra al País Vasco previsto en la disposición transitoria cuarta de nuestra Constitución; tendremos referéndums de autodeterminación en País Vasco y Cataluña; habrá una nueva Ley de Amnistía que se aplicará a todos los condenados por el golpe de Estado del 1-O. Y Puigdemont volverá impune a España, siendo recibido como un héroe por los suyos.
¡Perded toda esperanza! En 2019, el enfrentamiento entre PP y Vox hizo que Podemos aumentase un puesto en la Mesa del Congreso que podría haber sido para los de Abascal. Hoy se ha vuelto a repetir el mismo error y los de Feijóo se han negado a permitir que el tercer partido más votado lograse algún puesto en la nueva Mesa del Congreso, mientras que el PSOE ha permitido que sus socios de Sumar, cuarta fuerza en las elecciones con dos diputados menos que Vox, consigan obtener dos puestos en dicha mesa. De nada le ha servido a Feijóo el comunicado en el que los de Abascal anunciaron su apoyo incondicional para una investidura que el PP podría negociar sin la excusa de ningún acuerdo previo con Vox. Llegada la hora de la verdad, el PP vuelve a demostrar que todo su esfuerzo se dirigirá de nuevo a luchar contra Vox y que los próximos cuatro años seguiremos sin tener la esperanza de que una oposición unida tenga opciones reales de derogar el sanchismo. Como dijo el ex ministro Pío Cabanillas: «¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!».
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