‘Patria’ ya no es mi Patria

‘Patria’ ya no es mi Patria

Este domingo día 13 se cumplen cuarenta y siete años de uno de los más atroces atentados de ETA: la matanza de la calle de El Correo de Madrid donde la banda facciosa asesinó aquel día a 12 personas, la decimotercera murió en un hospital un mes después. Este multitudinario crimen es uno más de los 358 sin resolver; aquellas 13 víctimas forman parte del siniestro grupo de 855 muertos cuya vida segó ETA en sus cincuenta años de historia. Los autores de aquella bestialidad homicida fueron dos individuos, chico (24 años) y chica (21 años) que nunca fueron detenidos. Si estuvieron en la cárcel por muy poco tiempo los llamados autores “intelectuales” de la masacre; la pareja formada por el sórdido comediógrafo Alfonso Sastre y por la psiquiatra Eva Forest. También algunos otros personajes que siempre, como la actriz Mary Paz Ballesteros y la entonces feminista (hoy enfrentada a las rabiosas del momento) Lydia Falcón, negaron su participación. Al mediodía de aquel dia de septiembre, Bernat Oyarzábal y Maria Lourdes Cristóbal dejaron bajo una mesa de la Cafetería Rolando una bolsa con 10 kilos de explosivos. Nadie recayó en el paquete; minutos después estalló la bomba. Los dos asesinos se dieron a la fuga y fueron recogidos en su casa por la Forest, días después emprendieron el regreso a Bayona. Allí siguen tanto tiempo después; él, dedicado, dicen, al estudio de la filología eusquérica y ella el demonio sabrá a qué. Nunca fueron apresados y además el Sumario 285/4 se cerró en 1978, la amnistía decretada por Suárez dejó sin penar este horrendo atentado.

Oyarzábal y Cristóbal siguen sin arrepentirse. Ellos, como otros 216 etarras no han mostrado a lo largo de tantos años la menor pena por el destrozo, la pena que causaron a víctimas de toda condición. En El Correo se dejó la vida un solo policía, los asesinados restantes eran profesionales anónimos, camareros, carteros, viandantes… Ellos pagaron la venganza que ETA quería perpetrar contra los denominados por ella “cuerpos represivos del Estado”. Desde aquella fecha, y aún antes, los criminales ahora festejados por Bildu, el socio de Sánchez, siguen en la calle porque sus 358 atentados ningún juez los han podido resolver. ETA ha matado no sólo a militares, guardias civiles, policías, empresarios o policías, sino a 59 mujeres y a 20 niños, y ha dejado inválidas a 709 víctimas. Además, 3.760 políticos tuvieron que protegerse con escolta de sus amenazas, y 125.000 vascos necesitaron huir de sus tierras, de su pequeña Patria, al exilio. Diez “comandos” de ETA sembraron durante todo ese tiempo el terror en toda España, entre ellos el ‘Donosti’ que cobijaba al criminal Igor González, el suicida de cuya muerte tanto se ha dolido Sánchez. Pues bien, ese grupo de facciosos mató no menos de treinta personas, entre ellos Gregorio Ordóñez, Miguel Angel Blanco o Fernando Múgica. En su siniestro pésame Sánchez se olvidó de todos ellos.

Este es el balance, muy conocido desde luego, de la trayectoria de ETA. Uno de sus miembros más antiguos, condenado a muerte en aquel Proceso de Burgos que lanzó a la banda al estrellato universal, Teo Uriarte, me dijo un día en televisión; “Todos sin excepción, nosotros los de antes y los que matan ahora, éramos y son unos hijos de punta”. Desde luego, ninguno de ellos se merece contraponerse a sus víctimas, de igual a igual, en el cartel anunciador de la serie de HBO, ‘Patria’, la versión televisada de la novela en español más vendida en todo este siglo. Llegado este momento, el cronista pregunta: ¿de verdad Fernando Aramburu, el novelista del best seller, no ha autorizado este cartel?, ¿es creíble que la plataforma lo haya lanzado sin el permiso del escritor, el auténtico protagonista de la idea?, ¿los directores de la serie han suscrito esta infecta, esta “humanicida” propaganda?, ¿la han aceptado todos porque en sí misma encierra una polémica que hará de la serie un triunfo de audiencia y en dinero?, ¿ha recaído el propio Aramburu en que esta publicidad nubla brutalmente los contenidos y hasta el mensaje de su novela.

Este cronista no tiene más remedio que pensar mal, vamos: creo que todos los citados sabían de qué iban las intenciones de los gestores de HBO. Hace un año, cuando se anunciaba el rodaje del drama real, Aramburu reconoció que el trabajo de los guionistas de la serie era aceptable, muy cercano, respetuosa con su antológica obra. “Yo -venía a advertir- no toleraría otra cosa”. Todo aplaudimos, ¡cómo no! ante la versión rodada de una denuncia que Aramburu quiso escribir para que todos, los que sabíamos e ETA (y la sufrimos directamente), los que miraron a otro lado ante aquella sostenida orgía de sangre, y hasta los más cómplices, los cobardes también, no olvidáramos nunca el genocidio que durante décadas perpetró aquella banda de mafiosos asesinos. Ahora, nos hemos llevado un chasco de muerte (nunca mejor elegido el sustantivo) resulta que los que causaron tantísima desgracia, los Beñat y Lourdes de turno, aparecen, pobrecitos, recogidos en una imagen como objeto de todas vejaciones posibles. Mientras, al lado, los que se suponen son herederos de aquella bárbara escabechina, se abrazan como gimiendo un falaz. ¡Todos somos culpables! Algo insoportable. Por eso la ‘Patria’ de HBO, un poco menos la del resignado Aramburu, ya no es mi Patria. Me temo, sospecho, que el guión de la película que no pienso ver sea como la protesta de la Miren de la versión de Aramburu. La Miren que, cuando ETA anunció su retirada, se quejó: “Hay que acabar las cosas que se empiezan”. El Aramburu falsificado.

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