Oriente Próximo a un paso de una guerra total ¿y nuclear?
En las últimas semanas hemos venido comentando la paulatina evolución de las guerras en Ucrania y Gaza enfrentando a Rusia e Israel contra EEUU y La República Islámica de Irán respectivamente. El análisis debe efectuarse conjuntamente no sólo por la coincidencia temporal de su desarrollo sino porque son sendos capítulos ( o «polos») de una común «gran Guerra» que tiene por objetivo por parte de China y Rusia el definir un nuevo orden mundial que califican de «multipolar».
Ya sabemos que las guerras han ido conformando a lo largo de la historia, el correspondiente orden geopolítico, y que en el siglo pasado con las dos contiendas ya mundiales, el establecido por ellas pasó a convertirse en global o mundial. La primera contienda mundial (1914/1918) tras la desaparición del Imperio católico español de America en el siglo XIX, borró del mapa a diversos imperios supervivientes. Los Imperios que desaparecieron fueron el cristiano ortodoxo Zarista; el Católico Austro húngaro, y el el Otomano musulmán -y emergieron como nuevas grandes potencias, EEUU, la URSS, el Tercer Reich alemán y el Japón. Estos dos últimos desaparecerán en 1945, al tiempo que Europa Occidental comenzaba su decadencia política limitando su influencia real a nivel mundial y se convertía en aliado subordinado de los EEUU.
Ese proceso se fraguó con la Segunda Guerra Mundial ( 1939/1945) que estableció el orden geopolítico dual, vigente desde su finalización en 1945, hasta 1991 con la desaparición de la superpotencia comunista de la URSS. Estos 46 años entre ambos acontecimientos ya comentamos que son los considerados en la historia del siglo XX, como los años de la Guerra Fría. Denominación que alude a la existencia de un equilibrio basado en la existencia del arma nuclear que actuaba como disuasorio de un enfrentamiento global («caliente») entre ambos bloques.
Desde la finalización de la Guerra Fría algunos creyeron que la historia había llegado a su final, destacando el conocido politólogo estadounidense Francis Fukuyama que en 1992 con su obra intitulada El final de la Historia y el último hombre afirmaba que el orden liberal había triunfado definitivamente con la desaparición de la URSS y la hegemonía total de los EEUU.
Treinta años después China y Rusia por medio de Xi Jinping y Alexander Putin, se encargarían de mostrarle su error, al firmar en Pekín en febrero de 2022, un «histórico tratado» -así calificado por ambos dignatarios-, por el que daban por finalizado el Orden Mundial establecido bajo hegemonía estadounidense, calificado de «unipolar» y apostando por uno nuevo y «multipolar», por contraposición al mismo.
La inmediata invasión de Ucrania acreditó que un «polo» de ese nuevo orden era una Rusia resucitada de sus cenizas tras la debacle que para su identidad nacional e histórica significó la desaparición de la URSS, y que lucharía por consolidar su «zona de influencia» en su frontera occidental europea , limitando la influencia estadounidense en ella. Ese tratado lo había motivado la convicción de que Estados Unidos no aceptaba la desaparición de ese Orden unipolar pasivamente, sino que apostaba por su consolidación, al fundar en 2021 una Alianza militar similar a la atlántica ( OTAN), en la región del Indo Pacifico y con epicentro en Australia, denominada AUKUS (Australia, United Kingdom y United States).
Análogamente debe analizarse la apertura de un nuevo frente («polo») hace ahora un año ( 7 de octubre 2023) en Oriente Próximo, donde los contendientes son Irán e Israel. El objetivo estratégico es eliminar a Israel como socio principal de EEUU en la zona, para consolidar un nuevo orden socio económico y político basado en la cosmovisión islamista eliminando los democráticos occidentales que representa Israel.
Esta guerra tiene una carga ideológica y religiosa muy destacada por razones evidentes, lo que le otorga una destacada importancia que es preciso tener presente en su evolución. Tampoco debe olvidarse que el Estado de Israel lucha por su supervivencia, lo que no es el caso de la república de los ayatolás ni por los palestinos -cuyo Estado no ha existido nunca hasta el presente- y que son utilizados por los radicales islámicos como coartada para apostar por la desaparición de Israel. Una guerra total en la zona pondría al mundo ante un riesgo claro de Tercera Guerra Mundial, no fría sino nuclear. Y ya estamos a un paso.