El maniquí no sabe lo que le espera…
Desventurado aquel a quien domina el vicio de mentir para conservar el poder, porque lo único que logra mintiendo es empobrecer y angustiar a la gente, zaherir a las instituciones, ser tomado a guasa y cavar su tumba. Los secretos que oculta Sánchez, enemigo público en transparencia, le confieren una sensación de superioridad constante, la cual es frecuente en personas que viven fuera de la ley. El maniquí no sabe lo que le espera… Aún le falta enterarse de lo qué vale un peine, expresión que advierte a la comunidad sobre los abusos que firma y las trampas que tiende tan zafio gobernante contra el pueblo. Los damnificados preparan su venganza en las urnas. Tanto odio siembra, tanto odio cosecha.
En el rastro ya no cotizan los posters del patán en Falcon por considerarlos gafes. Los del foro no perdonan, ni olvidan, las infamias que inventó la gentuza de este Gobierno vil, con tal de desprestigiar a Ayuso, la diosa de Madrid, que salvó a la gente de hundirse en la miseria y transformó la capital de España en un lugar próspero. El siempre amable y eficaz alcalde, Almeida, también debe soportar esos infundios, pero tampoco se arredra y planta cara a los muchos mangantes distribuidos en gabinetes, tan inútiles como despilfarradores, que promocionan delitos, envidia, rencor, ruina y sandeces. Si a esta banda añadimos esas otras bandas separatistas que el tirano sufraga con millones provenientes de nuestras tasas, la recuperación económica se convierte en pura ficción.
Un magnífico artículo de Fernando Ónega en titulado Diagnóstico Feijóo, describe la brutal cacería a la que está siendo sometido otro gallego. Ónega fue director de prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez y la ecuanimidad de sus juicios invita a creer cuanto dice: «La demolición de Alberto Núñez Feijóo está siendo tan pertinaz, que ya empieza a dar resultados en las encuestas. No me sorprende: el Gobierno hace caer sobre él y su circunstancia una lluvia fina que cala en las plumas más imparciales. Son 22 ministras y ministros y otros tantos portavoces que azotan a diario su rostro, lo condenan al extremismo como si fuera Bolsonaro y expiden un certificado, que afirma: su moderación es un engaño; su experiencia, mínima porque sólo se vio en una comunidad autónoma; su valía, discutible porque sus cuatro mayorías absolutas se las dio un censo de mendrugos de Galicia y su autonomía, inexistente porque el ala más radical de su partido le impone la ideología más reaccionaria. Es decir, que a juicio del Gobierno no solo estamos ante un mal dirigente político, sino ante el más torpe, bisoño y engañoso de los ciudadanos de este país. Su biografía debe ser una fabulación de Cunqueiro, porque, a juicio del socialismo no hay alguien tan negado como Feijóo en toda la faz de la Tierra. Yo no lo puedo defender, porque hay opinantes en su página web que, cuando no soy suficientemente nacionalista o de izquierdas me dicen que soy poco menos que el doble de Rajoy o la reencarnación de Fraga. Por eso les pido permiso para expresar una mínima opinión. El único error de calibre del actual PP es dejar pasar el descalabro de los Fondos Europeos sin provocar un escándalo nacional ni exigir responsabilidades por la penosa gestión de lo que iba a ser la salvación de todas las crisis. Ahí sí que hay bisoñez y falta de investigación». ¡Larga vida para los coterráneos gallegos porque son inteligentísimos!
Los asesores de Sánchez, como acabamos de ver, han sido adoctrinados en el vicio predilecto del amo; las mentiras. El maniquí no sabe lo que le espera cuando se enfrente a Feijóo en las urnas.
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