Ni santos ni inocentes: maldita gracia
La Policía Foral de Navarra ha querido celebrar el 28 de diciembre con una «inocentada» en la que bromeó en sus redes sociales con la firma de la cesión de competencias de Tráfico. Y lo hizo en unos términos que han provocado un fuerte enfado entre la Guardia Civil, que contestó de inmediato. «Nos partiríamos el tricornio de risa con la broma si no fuera porque cientos de familias se verán perjudicadas por esta decisión». La broma de la Policía Foral decía: «Firmada la competencia exclusiva de tráfico para Navarra. 60 años han pasado desde que la usurpó el Ministerio de la Gobernación».
La gracia de la Policía navarra no es de santos ni inocentes, sino muy malitencionada. Las presiones de Bildu y el PNV han llevado al Gobierno de Pedro Sánchez a la cesión de competencias de tráfico por parte del Ministerio del Interior al Gobierno foral de la socialista María Chivite y supone, en la práctica, el vaciado de competencias sobre la Agrupación de Tráfico regional en la que prestan servicio unos 200 agentes. Su temor está justificado, porque no se les ha asegurado ningún tipo de recolocación, pese a las promesas de crear un corredor entre su actual unidad y la futura de tráfico de competencias forales.
Hace exactamente un año, la Guardia Civil encajaba con total incredulidad el pacto entre el PNV y el PSOE para investir a Sánchez presidente. No por el pacto político en sí, sino por una de las cláusulas explícitas en él: la cesión de Tráfico a Navarra, lo que marcó el principio de su proceso de expulsión y provocó la airada respuesta de la asociación AUGC: «No son los guardias civiles quienes tienen que servir para este intercambio de intereses, y mucho menos quienes han de pagar las consecuencias de quienes están al frente de las instituciones. Nuestro ámbito de actuación ha de ser en todo el territorio nacional, y no en una u otra parte en función de todo tipo de intereses ajenos a la seguridad pública». Más claro. agua.
El choteo de la Policía Foral no tiene un pase, por muy 28 de diciembre que fuera. Con el futuro de centenares de guardias civiles no se juega. Y menos, entre compañeros. Maldita gracia.