Monedero, Podemos y el saqueo de lo público

Monedero, Podemos y el saqueo de lo público

El nuevo director de la fundación 25M para la Democracia y cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, acaba de ser imputado  en el caso Neurona, tras un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional que revelaba una «factura falsa» de 26.000 euros. Asimismo, las sospechas se ciernen sobre otro contrato de 30.000 euros a la fundación Instituto 25M para la Democracia para sufragar gastos electorales. Esto, junto al convenio con la escuela que gestiona Rafa Mayoral, completan el cúmulo de movimientos extraños en el partido de Pablo Iglesias.

Pero es que, además, Podemos pagó a la Escuela Paulo Freire, también vinculada a la fundación Instituto 25M para la Democracia que dirige Juan Carlos Monedero más de 100.000 euros para sufragar cursos y seminarios para que sus afiliados pongan en práctica una «nueva cultura militante». Se conoce que eso de la «nueva cultura militante» es la forma con la que la formación morada se refiere al saqueo de lo público, práctica de larga tradición que Podemos hace suya por la vía de cambiarle el nombre.

Entre los cientos de folios que la responsable de cumplimiento normativo –despedida en 2019 por investigar las presuntas irregularidades– aporta a la causa aparecen varios «convenios de colaboración» con uno de los proyectos que lidera Rafa Mayoral, secretario de Relación con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales de Podemos.

En particular, OKDIARIO desvela los documentos relativos a 2018 y 2019. El segundo de ellos incluye un presupuesto de 102.690 euros para contratar a tres personas (un «coordinador general» que cobra 33.665 euros, una persona centrada en «elaboración de contenidos» que recibe otros 33.665 euros y un responsable de «organización logística» que se embolsa 20.200 euros). Además, se financian «costes de actividades»: 15.160 euros para «alojamiento y dietas»  del personal laboral y material fungible como «carpetas, bolis o rotuladores».

En las cuentas de Podemos es imposible separar lo público de lo privado, porque el entramado contable de la formación morada está reñido con la transparencia y, muy probablemente, con la legalidad. O sea, que el dinero de los españoles se lo guisan y se lo comen como les viene en gana.

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