Miserable linchamiento de un niño ante la miserable indiferencia del Gobierno

Miserable linchamiento de un niño ante la miserable indiferencia del Gobierno

 

Si un homosexual denuncia una agresión homófoba en Malasaña, el Gobierno socialcomunista activa todas los resortes y convoca de urgencia la Comisión de Delitos de Odio, mientras acusa a la derecha de sembrar la semilla de la intolerancia, sin esperar a que la Policía confirme la veracidad de los hechos. Pero si  una familia de Canet del Mar (Barcelona) recurre a la Justicia y denuncia el linchamiento del que está siendo objeto y el acoso que sufre su hijo  por pretender acogerse a su derecho de recibir educación en castellano, el Gobierno de Pedro Sánchez guarda un vergonzoso silencio.  Esta es la España actual: el Gobierno reacciona de inmediato ante la agresión a un homosexual, sin importarle si es verdad o mentira -se demostró que la denuncia era falsa-, pero la denuncia cierta de una familia en Cataluña acosada por profesionales del odio, independentistas sin alma capaces de desear la muerte del pequeño, no parece conmover a un Ejecutivo que se ha puesto de canto, permitiendo que se siga vomitando inquina contra unos padres y un hijo que sólo reclaman que se haga justicia.

El Ejecutivo de Sánchez, escandalizado ante la denuncia de un homosexual en Malasaña, anunció que utilizaría «todas las herramientas del Estado de Derecho» para «combatir los discursos y actitudes» que promoviesen el odio y montó una campaña contra otros partidos -especialmente Vox- acusándoles de promover, con sus mensajes, semejantes agresiones.  Todo era mentira, pero a Sánchez le dio igual; ahora, todo es verdad, pero a Pedro Sánchez el sufrimiento de esa familia de Barcelona le  provoca indiferencia, porque quienes incitan los discursos y actitudes de odio son sus socios separatistas catalanes, golpistas desprovistos de la mínima empatía para ponerse en el pellejo de las víctimas.

Este el Gobierno que tenemos, hipócritas que instrumentalizan el odio según les conviene en una actitud que destila tanta miseria moral que provoca náuseas.

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