Un ministro, agente comercial de una organización criminal
El juez instructor del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, ha mandado a juicio por «organización criminal», además de otros seis delitos, a José Luis Ábalos, Koldo García y Víctor de Aldama. Los tres personajes clave en las primeras andanzas en el poder de Pedro Sánchez. ¿Están todos? Evidentemente, no.
Por ahora mismo, mañana pueden ser más; hay otro personaje clave en lo relativo a las mascarillas y puede ser también en el asunto de las refinerías petrolíferas en Arucas (Canarias). El ex alcalde de esta localidad, Ángel Víctor Torres, se presentó el pasado martes, eufórico, blandiendo el informe de la UCO respecto a sus andanzas entre y con la mafia, subrayando que «no hay mujeres explotadas sexualmente, no hay mordidas, no hay pisos…».
No es éste un rincón de opinión digital donde interese dirimir responsabilidades penales. Más bien comportamientos políticos. Y en este sentido, una somera lectura al informe UCO puede concluir con un primer apunte: la implicación del ministro Torres con la trama, denominada «organización criminal» por parte del magistrado del Tribunal Supremo, es total, animosa y divertida. A toda hora y en todo momento se muestra optimista en su apoyo a la mafia socialista que se estaba enriqueciendo mientras los españoles morían a miles durante la pandemia.
Resumiendo: más allá de lo que se pudiera inferir en los comportamientos políticos de Torres en sus relaciones con Aldama, Koldo y Ábalos (lo del Tito Berni, además, iría por otro lado), hay que apuntar lo siguiente:
1. Se comporta como el director comercial de la mafia y así se lo deja claro a sus integrantes. ¿Lo hace gratis? ¿Lo hace buscando amparo político? ¿Lo hace porque es tonto?
2. Sus mentiras son tan pueriles y flagrantes que no puede viajar en coche de ministro ni un día más.
3. Sólo algunas de las gestiones realizadas, certificadas por la UCO y aceptadas por el «director comercial» de la banda, bastarían en cualquier país serio, bajo un primer ministro decente para mandarlo al último rincón de la bella localidad canaria de Arucas.
¿Por qué razón no le ha cesado Sánchez? Por la misma que sigue protegiendo a José Luis Ábalos.
PD. En realidad, el one de toda esa enorme pocilga no es otro que el marido de Begoña Gómez. Sin él, resulta imposible entender que una banda de cuatreros políticos pudiera haber perpetrado todo lo que han perpetrado.