Mentiroso compulsivo

Mentiroso compulsivo
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.

Estoy hasta el lugar donde el estómago pierde su casto nombre de esa chorrada de moda en la vida pública que pasa por emplear el concepto “faltar a la verdad” en lugar del “mentir” de toda la vida de Dios. El enésimo eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre o para cambiar la historia vía semántica. Una mierda más de la corrección y el pensamiento único imperantes. Como quiera que no es mi estilo, no me duelen prendas a la hora de calificar de “mentiroso compulsivo” a nuestro presidente del Gobierno. El Libro Guinness de los Récords tal vez debería plantearse analizar el caso Pedro Sánchez porque no creo que haya nadie en el planeta tierra, al menos en la vida pública, con tanta capacidad para el embuste. Éste, como diría un castizo, no le dice la verdad ni al médico. No creo que sea tanto una cuestión moral como patológica. Sólo una persona enferma es capaz de pervertir la realidad sin parar. Sabido es que los políticos mienten más que hablan y que en política suele ganar el que lo hace con más convicción pero de ahí a soltar trolas todo el rato, como si no hubiera un mañana, media un abismo.

Podríamos estar dos semanas relatando, desgranando y diseccionando patrañas sanchistas pero como no es cuestión de aburrirles ni de robarles más tiempo del debido, me limitaré a recordar 12 de las cientos, quién sabe si miles, de mentiras supinas del hombre que ocupa la segunda magistratura de una nación todavía (aunque no sé si por mucho tiempo) llamada España. Ahí va una retahíla que sencillamente pone los pelos de punta a la par que retrata cual Diego Velázquez a un personaje con más peligro que una piraña en un bidé.

1.- “Ni antes ni después, el PSOE va a pactar con el populismo”. Nuestro protagonista fue tajante en una entrevista con Gloria Lomana en Antena 3 en 2014. No se quedó ahí. Fue más allá en una aseveración para la historia que descuartizaba a Podemos y a su ahora socio Pablo Iglesias: “El final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y, sobre todo, la desigualdad”. Donde dijo “digo”, dice ahora “Diego” firmando ese acuerdo del 12 de noviembre con Pablo Iglesias. Un falaz de marca mayor, tan desahogado como irresponsable.

2.- “Si tengo a un responsable político que crea una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos, al día siguiente estará fuera”. Estas declaraciones de 2015 vinieron a cuenta de la pillada al sin vergüenza fiscal de Juan Carlos Monedero, al que se le olvidó declarar los 400.000 dólares que las dictaduras bolivarianas le habían astillado por una serie de informes del Rincón del Vago. Tres años después, ya en Moncloa, dejó caer a Màxim Huerta pero luego se hizo el sueco cuando OKDIARIO desveló que Pedro Duque, que debía pensar que al vivir en la luna no tenía que pagar impuestos en la tierra, escondía sus dos casoplones a nombre de empresas instrumentales para pagar menos a Hacienda. Lo mismo ocurrió con Nadia Calviño y, salvando las distancias, con esa Isabel Celaá que falseó su declaración oficial de bienes al declarar un patrimonio de 195.000 euros cuando en realidad supera los 4 millones. Se fueron de rositas. Las cosas de un individuo que ha hecho de la mentira su forma de vida.

3.- “En cuanto lleguemos al Gobierno, publicaremos la lista de la amnistía fiscal [22 de abril de 2015]”. ¿Usted, querido lector, conoce la identidad de los 30.000 evasores españoles que se acogieron a esta regularización chollo de un Gobierno, el de Rajoy, que tuvo que hacer juegos malabares para sortear la ruina que le había legado Zapatero? ¿A que no? Pues yo tampoco. La amnistía fiscal continúa siendo secreto de Estado 18 meses después de que este vividor llegase a Moncloa. Tal vez porque darla a conocer urbi et orbi es una vulneración de la Ley de Protección de Datos como la copa de un pino pero eso ya lo sabía entonces el secretario general socialista. Lo único cierto es que, nuevamente, Pedro Sánchez se ha reído en nuestra cara. Sólo le ha faltado escupirnos.

4.- “El Gobierno socialista aprobó la Ley del Divorcio”. La enésima falacia, lanzada en la campaña de las generales de 2015 en TVE, no sé si es fruto de su desvergüenza o de su ignorancia. Sea como fuere, esta revolución legal la sacó adelante el Ejecutivo de Leopoldo Calvo-Sotelo en junio de 1981, casi año y medio antes de que Felipe González tocara pelo monclovita. Sobran mayores comentarios. Ésta no es una trola sino una tontotrola porque se le cazó al instante.

5.-“El 34% de las decisiones legislativas de Rajoy se han sacado adelante con decretos ley. Más que ningún Gobierno en democracia”. “Cuando sea presidente, limitaré el uso de esta figura legal”, apostilló nuestro amigo. El universo puede ser finito, al menos eso sostenía ese ser superior que fue Stephen Hawking, pero el embuste sanchista, no; el embuste sanchista es como un chicle que se puede estirar hasta el infinito. El tipo que se las da de haber inventado la democracia ha hecho uso de este perverso mecanismo, que tanto gustaba a Franco, más que ningún otro presidente en democracia y casi el doble que el malo-malísimo de Mariano Rajoy. El ex presidente popular sacó adelante el 34% de sus normas echando mano del decreto ley, su sucesor el ¡¡¡62%!!! De 58 leyes que han visto la luz en este año y medio, 36 se han resuelto por este procedimiento. ¿Se puede tener más jeta?

6.- “Lo primero que haría si soy elegido presidente sería derogar la reforma laboral y aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores”. Hace cuatro años y medio, cuando España se encaminaba a las generales, se permitió el lujo de hacer esta promesa que, como casi todas las suyas, ha quedado en papel mojado. No me lo han contado porque estaba yo allí, fue en La Sexta Noche. Y es que 18 meses después de haberse mudado a Moncloa, la reforma laboral vigente es la de Fátima Báñez y el Estatuto de los Trabajadores sigue siendo el de 1980 con los retoques efectuados por la ministra del Partido Popular. Un falsario profesional al que, por cierto, todo le sale gratis. De momento. Veremos por cuánto tiempo porque nadie nació con bula eterna.

7.- “Aquéllos que ensalzan a Otegi y le llaman “hombre de paz” convendría que recordaran las palabras y la memoria de Ernest Lluch [ministro felipista vilmente asesinado por ETA]”. Esta declaración de abril de 2016 es tanto más repugnante por cuanto fue hecha sobre la sangre derramada por un compañero de partido. El titular de Sanidad con González y otros 10 correligionarios seguro que se revuelven en sus tumbas al contemplar cómo el número 1 del PSOE pacta con ETA en Navarra, cómo aceptó los votos bilduetarras para ser presidente y cómo los volverá a trincar en las próximas semanas para repetir mandato. Tiempo al tiempo. Asco al cubo. Falsedad sangrante y nunca mejor dicho.

8.- “Chaves y Griñán son dos personas honestas, yo confío en su inocencia [junio de 2016]”. ¡Pues menos mal que eran honestas e inocentes porque, si no lo llegan a ser, en lugar de sisar 680 millonazos se habrían llevado 6.800! Él sabía, como sabía toda la prensa, que los dos ex presidentes federales del PSOE habían derramado toneladas de mangancia sobre las instituciones andaluzas. Para entonces ya se sabía el importe saqueado, que se empleaba dinero público en cocaína y en prostitutas y que a la empresa de la hija de Chaves la agraciaron con 10 kilos. Ahora, tras la sentencia que condena al primero a 9 años de inhabilitación y al segundo a seis de cárcel y 15 de inhabilitación, no ha dicho ni mu. Patrañero y… cobardón.

9.- El 1 de junio de 2018, en pleno discurso de la moción de censura, se soltó una parrafada premonitoria: “Lo que hay en Europa son gobiernos en los que, como ha ocurrido en Alemania, las personas con responsabilidades ministeriales a las que se ha descubierto plagiando tesis han dimitido”. Morro al cubo porque para entonces él ya sabía, entre otras cosas porque la trampa la había cometido él y no solo sino en compañía de otros, que había robado su tesis doctoral. Primero OKDIARIO y luego Abc demostraron no sólo que no la elaboró él sino que, además, representaba un plagio de cabo a rabo. La verdad es que en falsedad no le gana nadie, pero en osadía y cara dura, tampoco.

10.- “Lo que se produjo el 6 y 7 de septiembre [de 2017] en el Parlament fue un delito de rebelión”. Más alto sí se lo pudo decir a Susanna Griso pero no más claro. Meses después, relevó al jefe de lo Penal de la Abogacía del Estado, Edmundo Bal, por negarse a comulgar con la calificación de sedición que le imponían desde arriba. ¿Se puede tener más desvergüenza? No afirmo, simplemente pregunto.

11.- “Yo hoy podría ser presidente del Gobierno si hubiera aceptado el trágala y la Vicepresidencia todopoderosa de Pablo Iglesias y mi Presidencia honorífica”. El 16 de junio de 2016, a diez días vista de las generales, se soltó este minispeech para explicar por qué no había aceptado la idea de un Pablo Iglesias que le propuso formar Gobierno si le daba Hacienda (para espiar nuestros datos fiscales), Justicia (para perseguir rivales), el CNI (para saber la vida íntima de los disidentes con los obvios fines que todos intuimos) y RTVE (para modelar la opinión pública estilo Venezuela). En julio de este mismo año repitió la jugada con su celebérrima frase del insomnio, que se antoja una copia de la de 2016, tras mandar a esparragar al führer de Podemos: “Yo hoy podría ser presidente de un Gobierno en el que habría dos gobiernos, pero no dormiría por la noche, al igual que el 95% de los españoles”. Algo menos de cuatro meses más tarde ha pactado con el insomnio, habrá un Gobierno bis y el 95% de los españoles estamos acongojados de lo que puede ser esto. Con un par. Esto más que un embuste, es un timo.

12.- “Vamos a incorporar en el Código Penal un nuevo delito para prohibir la celebración de referéndums ilegales en Cataluña”, prometió en el debate electoral del 4-N. Primera falsedad: la tipificación no es “nueva”, proviene de la etapa de José María Aznar. “A ustedes, señor Casado, se les escapó Puigdemont, yo me comprometo aquí y ahora a traerle de vuelta a España para que rinda cuentas ante la Justicia”, agregó. Resulta perogrullesco que fueron fuegos de artificio porque ni una cosa ni otra figuran en el papelajo de su preacuerdo con Podemos. Y es tanto más obvio que ni van a traer a España al delincuente de Waterloo ni menos aún van a resucitar el delito de referéndum ilegal toda vez que necesitan los votos de los golpistas de ERC para gobernar. En fin…

Moraleja: parafraseando a Alfredo Pérez Rubalcaba hay que sentenciar que no nos merecemos un presidente del Gobierno que mienta. Mejor dicho, que mienta tanto en tan poco tiempo. Aunque ese análisis estadístico no lo he hecho, tengo meridianamente claro que en las declaraciones públicas de Pedro Sánchez hay muchas más patrañas que verdades. En Estados Unidos hay un baremo en forma de pregunta que se suele emplear cada vez que llegan las Presidenciales para medir la aptitud ética de un candidato: “¿Le compraría un coche usado?”. Sobra colegir que al inquilino monclovita no le adquiriríamos ni un triciclo. No es de fiar. Su enfermedad es la mentira.

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