Las maletas de Delcy no son un bulo

Delcy

Ahora todo son bulos. Ya nos intentaron hacer creer que es un bulo que la mujer de Pedro Sánchez se ha aprovechado del ascenso de su marido para promocionarse ella, pasando de trabajar en una pequeñísima empresa donde impartía formación a comerciales de telemarketing a dirigir una cátedra universitaria sin ser ella ni siquiera licenciada, mientras da cursos en los que presume de enseñar a captar los fondos públicos que reparte su marido, recomendando por escrito a sus patrocinadores para que se les adjudiquen contratos públicos. También nos dijeron que es otro bulo que el hermano de Sánchez, nada más llegar él a la secretaría general del PSOE, fue contratado a dedo por la diputación socialista de Badajoz y encima se ha ido a vivir a Portugal, donde paga menos impuestos, y así acumula un patrimonio de más de 2 millones de euros.

Dice Ábalos que también son un bulo las famosas maletas que trajo a España la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez: «No existieron las maletas. Fue un bulo tremendamente instalado. Lo único que llevaba eran un equipaje personal, que igual que entró salió al avión de Doha». E insiste además en que en ese avión no cabían las maletas: «Hemos podido todos ver el tamaño del avión, pues ahora usted introduzca 40 maletas, mire a ver si caben. Y ahora las vamos a llenar y metámosles peso e intente despegar y cruce todo el charco»; con los mismos aspavientos e idéntica desfachatez como cuando, a principios de 2020, fue cambiando hasta en 6 ocasiones su versión sobre lo acontecido aquella noche en Barajas; empezando por negar que se hubiera reunido con ella hasta terminar por reconocer que estuvo con ella durante media hora en la sala VIP de la terminal ejecutiva del aeropuerto de Barajas.

Sabemos que el avión era un Falcon 900LX, matrícula TC-AKE. En la página web de su fabricante, la compañía francesa Dassault Aviation, podemos comprobar que el Falcon en el que Delcy Rodríguez llegó a España puede transportar un número máximo de pasajeros entre 12 y 14, tiene una capacidad de carga máxima de 19.184 libras, que son unos 8.700 kg y un volumen de equipaje de 127 ft3, que equivalen a unos 3.600 litros. Suponiendo que a la vicepresidenta la acompañaran otras 11 personas de unos 80 kg de peso, todavía caben 40 maletas de 90 litros de volumen y casi 200 kg de peso cada una. O sea, que es fácilmente comprobable que Ábalos ha vuelto a mentir otra vez y las maletas claro que sí cabían.

Pero es que, además, a Ábalos lo desmiente un testigo directo, un vigilante de seguridad presente aquella noche que certificó ante notario que él vio como «el personal de Sky Wallet traslada dos carros con maletas al exterior de la zona pública para ponerlos en los vehículos sin pasar ningún control de aduanas». Incluso el asesor de Ábalos, Koldo García Izaguirre, que le acompañó al aeropuerto de Barajas aquella madrugada del 20 de enero de 2020, ante la misma comisión del Senado declaró que él vio cómo descargaban «seis maletas grandes y seis pequeñas». Y aún hay más, José Luis Ábalos denunció por injurias y calumnias a Federico Jiménez Losantos y un juzgado de lo penal de Madrid absolvió al periodista al considerar que sólo especuló con el contenido de las maletas, certificando que las mismas entraron en España con la ayuda del entonces ministro.

Pero los socialistas han aprendido que sólo tienen que decir que todas las pruebas que les acusan son bulos para poner en marcha a todo su fabuloso equipo de opinión sincronizada, quienes se encargan de inundar sus tertulias, entrevistas radiofónicas y televisivas y redes sociales, repitiendo miles de veces que los hechos reales son bulos; y así no tienen que dar ninguna explicación de lo ocurrido, con el visto bueno de unos fanáticos votantes capaces de tragar con todo con tal de que no gobierne la ultraderecha, que es como nos llaman a los demócratas que no comulgamos con sus ruedas de molino.

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