¿Maduro en el CNI?

¿Maduro en el CNI?

Imaginemos la situación: el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, cumplimentando un formulario de seguridad del CNI, requisito indispensable para cualquier persona que vaya a tener acceso a información clasificada como confidencial, reservada o secreta. El punto 6.3 de ese documento pide al candidato que describa la “relación con personas de países que no sean miembros de OTAN/UE o con gobiernos/servicios de inteligencia extranjeros”.

Dado que son hechos probados que Pablo Iglesias mantuvo estrechísimos contactos con Gobiernos como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Irán (tan estrechos que recibió dinero a a cambio de trabajos), si el vicepresidente segundo dice la verdad, no podría estar en la Comisión Delegada  para asuntos de Inteligencia, que controla la actividad del CNI. Y si se niega a facilitar los datos requeridos, la falta de aportación de la información se podría interpretar como una ocultación y puede tener como consecuencia la denegación de la solicitud de la Habilitación Personal de Seguridad», el documento final que entregan los servicios de inteligencia en caso de que la solicitud, tras su exhaustivo análisis, resulte positiva. Sin él, Iglesias no tendrá acceso a los secretos del CNI.

O sea, que bajo ningún concepto Pablo Iglesias podría entrar en la Comisión Delegada. Lo impiden las normas del CNI. Eso sin entrar a valorar el disparate que supondría que el vicepresidente segundo pasara a controlar el CNI. ¿Qué relación existe entre una vicepresidencia social que entre sus mandatos tiene la Agenda 2030 con su presencia en la comisión que supervisa a los servicios de inteligencia? Ninguna, por lo que se hace difícil de entender el anuncio de que Iglesias formará parte de la misma. Es como poner al lobo a cuidar de las ovejas. Pero, además, el nombramiento de Iglesias provocaría el estupor de Washington. Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, recelaría de inmediato.

Estamos ante un asunto de una enorme gravedad, porque Pablo Iglesias sólo podría formar parte de la Comisión de control del CNI si los servicios de inteligencia incumplieran sus propios requisitos. Y eso sería un escándalo mayúsculo. De dimensión mundial. ¿Maduro en el CNI?

 

 

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