Lo que a España no Suma, resta
Los griegos definían la política como el conocimiento que permite el correcto desarrollo de la vida en comunidad. El conflicto político se origina por los diferentes criterios acerca de cómo debe desarrollarse esa comunidad y los distintos intereses que confluyen sobre dicho desarrollo. La política es, pues, la expresión del conflicto entre distintas voluntades que persiguen manejar el poder para imponer su voluntad al resto de la comunidad. Pablo Casado lleva ya tiempo expresando su deseo de que C’s y VOX, las fuerzas políticas que en España representan la voluntad de oponerse al desafío secesionista catalán, repitan el modelo que unió al PP con UPN y C’s en Navarra, para tratar de impedir así que Pedro Sánchez gobierne con el apoyo de los golpistas, los proetarras y la extrema izquierda, con quienes sacó adelante la moción de censura. La pregunta es, ¿tienen esos tres partidos una voluntad y unos intereses políticos comunes?
El proyecto de ‘España Suma’, que integraría a todos los partidos de centro y de derecha que priorizan la unidad de España, se basa en la idea de que si se presentan juntos esos partidos conseguirían un mejor resultado electoral que si lo hacen por separado. Tenemos que recordar que la primera vez que Aznar fue investido en 1996, el PP había conseguido 9,7 millones de votos y que cuando en el año 2000 logró la mayoría absoluta lo hizo con 10,3 millones de votos, mientras que Rajoy logró mayoría absoluta en 2011 con casi 10,9 millones de votos. Mientras que la suma de PP, C’s y VOX logró en abril de 2019 nada menos que 11,2 millones de votos, cifra mucho más alta de la que jamás ha conseguido el PP solo, pero que resultó insuficiente para lograr el poder ya que entre los tres partidos lograron sólo 147 escaños, mientras que en 2011 10,9 millones de votos otorgaron al PP un total 186 diputados.
No hay que ser ningún experto en la Ley D´Hondt para predecir que si algún partido o coalición fuera capaz de sumar a esos más de 11 millones de votantes que tienen la voluntad de defender la unidad de España, arrasaría en las elecciones. Pero lo que muchos también vemos es que, detrás de esa propuesta de Casado, aparecen otros miembros de su mismo partido que en lugar de sumar están restando. Como Alberto Núñez Feijóo que no se cansa de repetir que está en contra del proyecto. El líder gallego, que continuamente tiene que desmentir que pretenda sustituir a Casado porque nadie le cree, ha dicho que “la suma en Galicia es el PP de Galicia”. Y con Feijóo coinciden desde el PP vasco, donde Alfonso Alonso prioriza la defensa de la foralidad y el cupo vasco por encima de los intereses generales de España.
Y a pesar de que los de Albert Rivera, recientemente reinventados como liberales de centro frente a sus orígenes socialdemócratas, no pierden ninguna oportunidad de demostrar que su enemigo electoral es el PP, al que continuamente tachan de «basura» corrupta, y se niegan hasta a sentarse a hablar con VOX; los de Santiago Abascal han mostrado ya su disposición para estudiar las fórmulas que permitan presentarse “de manera puntual” en coalición con el PP y C’s en las provincias “con menos escaños”, que es precisamente donde la unión rentabilizaría la conversión de la suma de sus votos en escaños. Mientras que unos se esfuerzan en defender los intereses de quienes tienen la voluntad de enfrentarse a la extrema izquierda y defender la amenazada unidad de España, otros dedican todo su esfuerzo en tratar de convertirse egoístamente en líderes de la oposición. Unos suman por el interés de España y otros, como Rivera, Maroto, Feijóo y Alonso, sólo restan.