Lo de Marlaska con Pablo Iglesias es de un servilismo obsceno

Lo de Marlaska con Pablo Iglesias es de un servilismo obsceno

Si Pablo Iglesias era «fundamental» para gestionar los servicios sociales, entre ellos las residencias de mayores, y esa razón es la que esgrime el Ministerio de Interior para no multarle por saltarse el confinamiento durante el estado de alarma, la pregunta es obvia: si era fundamental para gestionar las residencias de mayores, por qué insiste Pablo Iglesias en lavarse las manos y traspasar cualquier responsabilidad a las comunidades autónomas?

No se puede sorber y soplar a la vez; es decir, aprovecharse de lo «fundamental» de su cargo para zafarse de una multa y no asumir la responsabilidad  fundamental que le confería el hecho de que era él quien ostentaba el mando único de las residencias, como dejó bien claro el propio Pablo Iglesias el 19 de marzo. Que Marlaska no multara a Iglesias por saltasarse el confinamiento era previsible (al fin y al cabo, el nepotismo del titular de Interior es de sobra conocido, y hasta le ha enviado un contigente de guardias civiles a su chalet de Galapagar para garantizar al vicepresidente la más completa tranquilidad), pero lo que es un canto a la hipocresía es el argumento de que Iglesias pueda saltarse el confinamiento porque era esencial en la gestión de la crisis sanitaria. Si lo era, la responsabilidad en la crisis de las residencias de mayores era suya de manera «fundamental».

El Ministerio de Interior sí ha multado, por ejemplo, al expresidente ‘popular’ Mariano Rajoy, pero no al socialista Guillermo Fernández Vara, pese a que reconoció públicamente que se había saltado el confinamiento para visitar en el hospital a su primera nieta. Se conoce que el papel de Vara también era «fundamental». O mejor dicho: si alguien que forma parte del socialcomunismo incumple el estado de alarma, el Ministerio de Interior lo convierte en «fundamental» y santas pascuas. De modo, que las multas sólo recaeran en aquellos que, por no ser afines al Gobierno, non son fundamentales.

Dice Moncloa que  «los expedientes sancionadores se inician por las delegaciones del Gobierno a la vista de las denuncias formuladas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Aquí habría que preguntarse quién manda en las delegaciones del Gobierno. Pues Pedro Sánchez y Marlaska.

Pues eso.

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