Candilazos

Iván Jode y el sociopopulismo

Iván Jode y el sociopopulismo
Segundo Sanz

La fe del converso, la de aquel que no sólo abraza posiciones contrarias a las de antaño, sino más extremas si cabe en ese nuevo espacio ideológico, es uno de los atributos más apreciados por el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Su padre político, Jorge Verstrynge, ex secretario general de la Alianza Popular de Fraga, encarna ese perfil diacrónico. Y no es el único. Ahora también lo hace uno de sus principales interlocutores en el Gobierno de Pedro Sánchez, el jefe de gabinete del presidente, el consultor Iván Redondo.

Este spin doctor, que no estudió nada en la George Washington, según ha revelado OKDIARIO, y que se fajó en apagar los incendios del bombero Monago en Extremadura, es cum laude en ingeniar cortinas de humo para desviar la atención de los problemas y las debilidades del jefe. No hay que ser discípulo de Noelle-Neumann para darse cuenta que este ex asesor del PP —y colaborador de Podemos en su Universidad de Verano— maneja con gran soltura la espiral del silencio a la hora de dar nuevos marcos a los mass media para construir realidades paralelas.

Que no puedo presumir de gestión económica, pues exhumo a la momia del dictador del Valle de los Caídos… Que hay que evitar a toda costa que se hable del plagio en la tesis doctoral de Pedronono, pues trato de intimidar con querellas a la prensa incómoda y saco de la chistera una inviable —ya está muerta antes de nacer— reforma de la Constitución para eliminar aforamientos de sus señorías… Sin embargo, ni hay consenso parlamentario sobre la letra pequeña ni Sánchez puede someter la Ley suprema al chantaje de sus socios separatistas y populistas.

Pero la espada de Redondo también falla. De ahí que en la vieja guardia del PSOE y otros sectores de la no tan vieja se le conozca ya como «Iván Jode». Una pirueta fonética con el título de aquella novela del romántico Sir Walter Scott llevada luego al cine por el director Richard Thorpe, con Robert Taylor, Elizabeth Taylor y Joan Fontaine (‘Ivanhoe’, 1952). En esos círculos socialistas hay la certeza de que detrás de numerosos fallos del Gobierno, de decisiones que salieron rana, ha estado la varita de Redondo (la sobreactuación con el Aquarius, la polémica de los taxis endosada a las CCAA, el desgaste de la atropellada renovación de RTVE…). Rectificaciones SA es la consultora de moda con domicilio social en el Palacio de La Moncloa.

Los globos sonda, los vídeos cotidianos y el Instagram para “humanizar” al presidente y las triquiñuelas procedimentales son las especialidades de la casa de la factoría Redondo. La última inventiva de Presidencia ha sido pasarse el Senado —elegido por casi 24 millones de españoles— por la entrepierna para cambiar la Ley de Estabilidad —vía enmienda fraudulenta en la ley de violencia machista— y poder sacar adelante sus presupuestos. Los Lastra, Ábalos y Puente corean al unísono que nanai de elecciones, que la moción de censura tiene legitimidad democrática. Pero, ¿hurtar al Senado de su capacidad legislativa de veto también la tiene? Menos mal que todavía queda el Tribunal Constitucional.

Porque este país todavía no es Venezuela, aunque algunos quieran seguir la senda del régimen autoritario de Maduro. Chávez convirtió el socialismo bolivariano en populismo y ahora el tridente Sánchez-Iglesias-Redondo ha engendrado el sociopopulismo en España. Y cada vez más marketing y menos gestión de gobierno. Lo contaba esta semana Esdiario reproduciendo una entrevista de Iglesias al Meñique monclovita en La Tuerka iraní de 2016: “Utilizar el populismo como técnica electoral no es criticable, bajo mi punto de vista. Insisto, como ideología sí, como técnica electoral no, como estrategia”. Redondo se ha convertido al socialismo en ideología y al populismo en estrategia. Pablemos ya tiene a su nuevo Verstrynge.

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