¿Es Irene Montero fruto del machismo de Pablo Iglesias?
Ríos de tinta se están escribiendo estos días sobre la figura de Irene Montero, que ha escalado posiciones dentro de la organización morada y, tras el último cónclave en Vistalegre, ocupará la portavocía en el Congreso de los Diputados, apartando así a Íñigo Errejón. No es momento ahora de hablar sobre las predicadas primarias que siempre han defendido en Podemos; y lo digo porque para quitarle la portavocía a Errejón han dicho que «lo pondrán» de candidato en la Comunidad de Madrid. Si, «lo pondrán». Eso de que las cosas se decidan entre todos, y demás, supongo que será otro debate que tendrán después de darse cuenta de los titulares que están regalando estos días. Pero como decía, no es el momento.
Ahora es momento de despellejar a Irene. Y a Pablo. Aunque para eso siempre es momento, la verdad. El bombardeo viene porque es la pareja de Iglesias y, claro, ya se sabe: por mucho que defendamos ponerle freno a la lacra machista que estamos sufriendo, por mucho compromiso de éste y de aquél; de los medios de comunicación… de todos y todas… la realidad la tenemos aquí: todos a cuestionar la valía de una mujer porque tiene una relación sentimental de la que, por cierto, no ha hecho alarde en ningún momento. No está mal, se nota que avanzamos —por la punta de atrás—.
No creo que Irene haya llegado a ningún sitio por ser la novia de Iglesias. Como tampoco en su momento teníamos a Tania Sánchez hasta en la sopa por lo mismo. No creo que sea eso. Y si alguien lo piensa, entonces es que no saben ver la valía de estas mujeres. Que, desde mi punto de vista, la tienen. El problema de Pablo en este caso no es de machismo. O no solamente. Porque machista lo es, doy fe. Es una cuestión más bien de nepotismo. De amiguismo. De colocar a la pandillita. No sé si me explico. Va más allá la cuestión que el simple hecho de colocar a las novias. Es colocar a los que se tienen cerca. Y en el momento dado, se les reemplaza por otros cuando ya no sirven. El huevo y la gallina. Círculo vicioso. Tania fue útil para escenificar el devoro de IU. Y punto. A otra cosa, mariposa. Íñigo, veremos. Como Monedero. Y Montero. Todo brilla mientras Iglesias quiere que brille. Hasta que él decide que desaparezcan. Tania, Errejón, Monedero, Garzón…
¿Entienden por qué les digo que Montero no es fruto de machismo? Es otra cosa. Es algo más. Forma parte de una maquinaria que se nutre del talento de los que están alrededor del astro, que absorbe sus energías y que después son lanzados al hiperespacio. Lo que viene siendo todo lo contrario a la democracia, a la horizontalidad y a la igualdad de oportunidades de todos los miembros de la organización. En Podemos, si no te llevas bien con el máximo líder, simplemente, no puedes.