Irena, Pablo, el tesorero y muchos periodistas cómplices o envidiosos
La semana pasada, en la rueda de prensa de la Junta de Portavoces del Congreso, el periodista de OKDIARIO Segundo Sanz le preguntó a Irena Montera por qué el tesorero de Podemos, Daniel de Frutos, les acompañó a ella y a Pablo Iglesias a la compra de su casoplón. Irena se negó a contestar, sólo dijo “yo creo que ya hemos dado todas las explicaciones necesarias, bastantes más de las necesarias y por tanto creo que ya hemos dado todas las explicaciones que teníamos que dar al respecto de este tema” y se quedó tan ancha. La facilidad de palabra de la portavoza sorprende. Cada vez que habla me acuerdo de aquella fantástica película de Luis García Berlanga, ‘Bienvenido, Mister Marshall’, donde don Pablo, el alcalde, interpretado por José Isbert, asomado al balcón, dice aquello de: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy…» Igualito que Irena.
La pregunta de Segundo Sanz viene a cuento de las dos exclusivas desveladas por OKDIARIO, cuando publicamos hace un mes el pedazo de casoplón de más de 700.000 € que se habían comprado Pablo e Irena en una urbanización de la sierra de Guadarrama. Y cuando hace ya una semana os contamos que la pareja fue a la notaría a firmar las escrituras acompañados por el tesorero de Podemos, sin que nadie entienda qué hacía el encargado de las finanzas del partido, en su jornada laboral, asistiendo a la firma de una operación que debería ser estrictamente privada y personal, para nada relacionada con el desempeño profesional del tesorero.
Para que nos hagamos una idea, sería algo así como si se descubriera que a la compra del ático de Estepona, Ignacio González había ido acompañado por Bárcenas. O más aún, porque Ignacio González sólo fue secretario general del PP de Madrid y presidente de esa Comunidad, sería similar a que Bárcenas hubiera ido con Rajoy a comprarse un casoplón de cerca de un millón de euros. Y que encima lo hubiera comprado con un préstamo hipotecario en unas condiciones espectaculares, concedido por el mismo banco donde Bárcenas ingresaba las transferencias electorales del PP, como hacía Daniel de Frutos con la Caja de Ingenieros, que fue la entidad financiera que le dio a la afortunada parejita el hipotecón para comprar el casoplón.
Todo bastante sospechoso Irena, ¿qué hacía el tesorero de Podemos en la notaría con vosotros y los representantes de la entidad financiera que os daba la hipoteca, que casualmente es la misma donde el tesorero ingresa los dineros de Podemos? E Irena calla luego otorga. Pero lo sorprendente vino después, porque el siguiente periodista que intervino en esa rueda de prensa, en lugar de volver a repetir la misma pregunta que se había negado a contestar, insistiendo hasta que respondiera algo verosímil, ¡SE LO TRAGÓ!, hizo como si no hubiera pasado nada, cambió de tema y le planteó otra cuestión. Y uno tras otro todos los periodistas hicieron igual, consintiendo que la portavoza se negara a dar unas explicaciones a las que por ética y por estética está obligada. Si los periodistas se desprendieran de esa autocensura con la que pretenden obtener la simpatía y la amistad de los políticos podemitas, Irena y Pablo se verían obligados a daros las explicaciones que merecéis. ¿O acaso se callan por celos porque la exclusiva no fue de sus medios? No sé qué sería peor.