Los ‘indepes’ ganan mientras tocamos el violín

Los ‘indepes’ ganan mientras tocamos el violín

En los últimos siete días se han producido dos situaciones de extrema gravedad para el constitucionalismo catalán: la ANC se ha apoderado de la universidad más importante de Cataluña, la de Barcelona, y el muy radical Camil Ros ha sido reelegido cuatro años más como secretario general de la UGT catalana. Son dos golpes muy duros, que pueden ser los prolegómenos de otra noticia aún peor, si se confirma que Joan Laporta o Víctor Font se hacen con la presidencia del Barça el próximo 24 de enero. Si así fuera, ríanse de lo que hemos visto hasta ahora sobre la utilización partidista del Camp Nou para la propaganda separatista.

El nuevo rector de la Universidad de Barcelona es Joan Guàrdia, un peón de la ANC dentro de su estrategia de seguir copando los puestos de mando de la sociedad catalana. El separatismo ya consiguió hace unos meses una gran victoria al situar al iluminado Joan Canadell al frente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Mientras el constitucionalismo está a verlas venir, el independentismo está avanzando, y han situado a gente de su confianza al frente o en las juntas directivas de un buen número de colegios profesionales, equipos rectorales, entidades cívicas y en cualquier ámbito en el que se pueda influir sobre la ciudadanía.

Otro ejemplo sería el también muy separatista Jaume Padrós, el actual presidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, siempre dispuesto a alinear a esta poderosa institución con los intereses del secesionismo. No en vano hace unas semanas purgó a Álex Ramos, que llevaba treinta años trabajando en el Colegio, por sus diferencias ideológicas. Y es que Ramos es vicepresidente de Societat Civil Catalana, y Padrós y los suyos le desgastaron durante dos años, para al finar despedirlo con cualquier excusa que sirva para ocultar las verdaderas razones, que son las políticas. Así las gasta el independentismo. Sus peones llegan a un sitio, lo controlan, apuntan quién no es de lo suyos y lo apartan. En eso son unos maestros.

El caso de UGT es aún más grave. El separatismo no solo ha situado a uno de sus compañeros de viaje, Pepe Álvarez, al frente de la dirección nacional del sindicato. También ha conseguido que se reelija al frente de la sucursal catalana a Camil Ros. ¿Quién es Ros? Un independentista fanático, que en su juventud fue dirigente de Maulets, la Jarrai catalana, pero que hizo los primeros pinitos serios de su carrera política al frente de las también muy radicales juventudes de Esquerra Republicana. Tras ser captado por Álvarez para los puestos de dirección del sindicato en Gerona, fue escalando hasta conseguir ser la cabeza visible de la organización. Ha sido muy activo en defensa de lo que denomina “presos políticos” y ha convertido a un sindicato de clase en algo muy parecido al club de amigos de Pilar Rahola. Cualquier día cambiará la tradicional bandera roja como símbolo de la UGT por una ‘estelada’.

Mientras el separatismo avanza por todas partes, la Cataluña libre de nacionalismo lleva meses tocando el violín. Cierto es que comienzan a haber síntomas de recuperación, por ejemplo, el gran éxito de la manifestación de coches del pasado domingo en Barcelona, organizada por la Asamblea por una Escuela Bilingüe, contra la exclusión del castellano como lengua vehicular de la enseñanza. O la reciente encuesta de Societat Civil Catalana que demuestra que los catalanes no apoyan la inmersión lingüística obligatoria en las escuelas. Pero la Cataluña no separatista ha cedido demasiado terreno en los últimos años, y o comenzamos a organizarnos, a unirnos olvidando nuestras diferencias, y a ponernos las pilas, o cuando nos demos cuenta el independentismo ya lo controlará todo.

Lo último en Opinión

Últimas noticias