Las inabarcables colas del hambre

colas del hambre
Las inabarcables colas del hambre

Es difícil encontrar en los últimos cuarenta años de la Historia de España un periodo como el actual –con una clase política en neta decadencia-donde el discurso oficial esté más alejado del país real. Aquellos bailando en la nube y los contribuyentes en la ruina.

Escribo sobre hechos irrefutables. Así, mientras a las 5:30 de la mañana en la ciudad de Madrid se pueden describir ya colas de desarrapados en fila para que Cáritas y otras organizaciones de caridad les asistan con alimentos básicos (pan, leche, huevos…) para no morir de inanición. Unas horas más tarde, en sede parlamentaria, el primer ejecutivo de la nación, es decir, Sánchez, sacaba pecho con afirmaciones tales como atribuirse ser el campeón del crecimiento económico, la creación de empleo y el reparto de riqueza.

¿Entre sus miles de asesores no habrá nadie que le recomiende al presidente que madrugue por un día y, de incógnito, se dé una vueltecita por los barrios más populares de la capital? Sería un ejercicio de sabiduría que le conduciría directamente a una ducha fría de realismo.

Las colas del hambre –desde la izquierda lo llaman ahora “colas de solidaridad”- se producen cuando en el poder llevan ya cuatro años aquellos que decían iban a terminar con los pobres y que, gracias a ellos, mayormente, consiguieron encaramarse a dicho poder. Los mismos que decían que cobrar 3.000 euros mensuales era una “rapiña” –los testimonios en videos no han podido ser borrados-, cobran ahora diez mil y más…Naturalmente, del erario público.

Colas del hambre. Ni el salario de “inclusión” puede con ellas. Ni todas las pagas de miseria que se reciben sólo con apuntarse. La izquierda gobernante niega la realidad de unas colas que les abochornan.  Como es de natural la culpa de tanto elemento social degenerativo la tiene Isabel la Católica o, en el mejor de los casos, Juan Sebastián Elcano. Oiga, ni un solo caso de ejemplaridad personal en materia de austeridad y de cumplimiento acorde con lo que se predica.

No se equivoque el lector. Dentro de esas inmensas colas hay personas que antes fueron clase media, profesionales liberales y trabajadores autónomos. Dicho de otro modo, nadie está a salvo –salvo la nueva casta que abreva en el pesebre público- de engrosar las mismas. Entre otras poderosas razones, porque el paro deambula al alza y disparado.

Por eso, sostengo que la Historia, cuando la misma se pueda escribir sin orejeras, será cruel con Sánchez y sus cuates podemitas. Vida “bokassiana” para ellos; detritus para los que les sostienen.

Lo último en Opinión

Últimas noticias