Es una ignominia que el Gobierno de España negocie con el cerebro del 1-O

Es una ignominia que el Gobierno de España negocie con el cerebro del 1-O

Josep Maria Jové, uno de los tres representantes de ERC en la mesa de negociación de Pedro Sánchez, fue el cerebro del 1-O y figura clave en la estrategia de subversión constitucional puesta en marcha por los golpistas catalanes. Secretario general de la Vicepresidencia de Economía y de Hacienda y número dos de Oriol Junqueras, es el que dejó constancia en sus propios mails -detectados en las investigaciones judiciales- de su conocimiento de las maniobras que se llevaban a cabo para evitar que el Gobierno de Mariano Rajoy tuviera conocimiento de que se destinaba dinero público a lanzar el 1-O.

Con este curriculum resulta sencillamente una indecencia que el Gobierno de España se siente a negociar con quien, según la Guardia Civil, «tuvo puntual conocimiento de todos y cada uno de los certificados que se emitieron desde Vicepresidencia para dar contestación a los requerimientos del Ministerio de Hacienda, certificados de los que se dio oportuna cuenta a la interventora de la Generalitat Rosa Vidal Planella”. La gravedad del hallazgo era elevada porque los informes de la Policía y la Guardia Civil, además, demostraron que esta interventora no favoreció el tránsito de información sobre el 1-O al Ministerio y, por lo tanto, tampoco a los jueces que investigaron el golpe separatista.

Y los mails de Jové prueban que era él quien estaba estaba al corriente de esta dinámica de ocultación de información al Gobierno de Rajoy para poder detectar qué ocurría con el dinero público y si se estaba destinando realmente al golpe separatista.

Es una ignominia que Pedro Sánchez no haya tenido la vergüenza, por respeto al cargo que ostenta, de evitar que los representantes socialistas en la mesa de negociaciones, miembros algunos del Gobierno de España, se sentaran con quien trató por todos los medios de burlar los controles del Estado durante el proceso de subversión constitucional. Es, sencillamente, una vileza, y la demostración de que está dispuesto a entregar la dignidad de España y los españoles por mantenerse en el poder.

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