Pacto PSOE - Podemos

La hora de la venganza

La hora de la venganza

Esta vez, sí. Llegó la hora de la venganza. Iglesias tiene bien cogido a Sánchez por los huevos. El bolchevique podrá vengar cada una de  las humillaciones a las que le sometió el diletante en otros comicios. Las fauces de la hiena Iglesias babean satisfacción, sabe que al cisne Sánchez no le queda mejor recurso que asumir su declive y pactar con él, auténtica fiera comunista de origen bolivariano. Tanto, tanto, tantísimo desea el ganso llegar a ser presidente, que ya no le inquieta jugarse a la ruleta rusa el penacho, aún sabiendo que el Ché Guevara de verbena se la guarda y lo va a desplumar.

Temeroso el cisne, la hiena jugará con él como un gato con un ratón. La estrategia que urde la dupla de feriantes se denomina, restadas las tristes cifras que cosecharon en las urnas el 10-N, desbloqueo. O sea, que para desbloquear la política y enturbiar el futuro, no han hallado más noble solución que formar un Gobierno indigno, compuesto por kamikaces, socios proetarras y demás separatistas de sucio recorrido, cuyo solo fin fue, es y será desestabilizar y dividir España. No hay como depender de grandes estadistas de la talla intelectual y moral de Sánchez e Iglesias, el uno heredero de ladrones épicos y el otro, de sicarios de Marx. ¡Qué fabuloso porvenir nos espera!

Felipe VI, si S.A.R.autoriza la licencia, debe estar buscando valium en dosis industriosas. Ni el Rey, ni los españoles, ni la economía, merecen tanto quebranto y despropósito, como propone este par de social-comunistas. Reproduzco lo que aseveró, el siempre lúcido, Joaquín Leguina. “Seamos sinceros, Sánchez ha metido a España en un lío y no quiere pagar el coste: marcharse”. A su declaración se suman barones de aquel PSOE auténtico, desde Felipe González, a Francisco Vázquez, sin olvidar a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que amenaza con salir del partido si el ganso hace efectivo su maléfico pacto con el carnívoro. Sanchismo, no es PSOE, ni por asomo. Un ególatra maniquí persiste en enlodar la imagen de sus antecesores.

Y como yo no sé decir, ni explicar, las cosas tan bien como lo hace Isabel San Sebastián, recurro a ella para poner punto y final a esta  crónica de abusos políticos: “PACTO PARA LIQUIDAR ESPAÑA. Sánchez e Iglesias se abrazan, venciendo la repugnancia que se inspiran, antes de echarse en brazos del separatismo triunfante. En boca de Pedro y no digamos Pablo, “progresista” es a “progreso” lo que “carterista” a “cartera”. El pacto que han alcanzado esos dos boxeadores (tan, tan) sonados no tiene más propósito que salvarse mutuamente de la paliza recibida en las urnas”. Mil gracias, Isabel. (Los hijos de diplomático siempre no echamos una mano).

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