La hipocresía del casero Pedro Sánchez

casero Sánchez

Cada vez que entramos en época electoral, el Gobierno de Pedro Sánchez recurre a su manual de urgencia y tira del problema de la vivienda para fingir que hace algo, aunque en realidad sus pasadas promesas de construir vivienda pública se hayan revelado como un auténtico engaño. Ahora ha vuelto a reunirse con el sector inmobiliario para vender una burra coja a la que ya no le quedan patas, pero Pedro Sánchez es inasequible al desaliento y se ha empeñado en perpetuar el embuste. Su objetivo pasa por lograr alquileres asequibles, algo imposible teniendo en cuenta que su intervención en los precios ha reducido considerablemente la oferta del alquiler y, en consecuencia, ante la alta demanda existente no han hecho otra cosa que subir.

Sánchez ha llegado incluso a pedir a los propietarios de viviendas que sean solidarios y las pongan en alquiler a precios razonables. Les promete mayor seguridad jurídica e incentivos a cambio de que salgan al mercado a precios ajustados, pero lo que no cuenta es que es él es uno de esos propietarios de vivienda que la tienen alquilada a precios altos. La renta que obtiene por su piso de 4o metros cuadrados en la zona de Tres Olivos, en Madrid, es de 1.100 euros mensuales, lo que significa que se está beneficiando -y de qué manera- del alto precio del alquiler.

La hipocresía del casero Pedro Sánchez es apabullante, toda una oda al cinismo que resulta insoportable. Él está alquilando un piso a un precio que supera los 25 euros por metro cuadrado y su Gobierno tiene la osadía de reclamarle a los propietarios de viviendas precios de alquiler asequibles. Si quiere ser creíble por una vez, que predique con el ejemplo, se aplique el cuento y lleve a la práctica su supuesta solidaridad social reduciendo el precio del alquiler de su piso de 40 metros. Mientras no lo haga seguirá siendo un mercachifle de ese buenismo impostado que caracteriza a su Gobierno. O dicho de otro modo: un vendeburras.

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