El gran suicidio socialista

El gran suicidio socialista

Decía el que fuera secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Miguel Ángel Heredia, que había que disolver el PSC. Rotundo, sin dar lugar a dobles interpretaciones. Fulminante. Después se tuvo que disculpar porque la grabación en la que destaparon sus “ideas” no estaba prevista, y gracias a que en ella se evidenciaban las múltiples “perlas” que este diputado andaluz fue soltando, no le quedó otra que meter la cabeza bajo la tierra, como una avestruz. Pero el caso es que lo dijo, manifestó su más profundo sentir al respecto de los compañeros catalanes: y no es el único que dentro de la “familia” socialista piensa así. 

Es ya largo el recorrido del argumento que sostiene que el PSC debería separarse definitivamente del PSOE. Son bastantes los que no comprenden el vínculo de hermandad entre estas organizaciones políticas. Y desde luego que la razón de este planteamiento, a mi entender, no se encuentra en otro lugar sino en la falta de formación y pedagogía que hay desde hace mucho tiempo dentro del Partido Socialista. Una ignorancia supina que, como no puede ser de otra manera, llevará siempre a posturas incoherentes, radicales y erróneas. Sí, erróneas, porque carece de sentido que un partido eminentemente federal no comprenda que hay una estructura orgánica que pretende ser coherente con su ideología. Y para muestra, el botón del Comité Federal. La Comisión Ejecutiva Federal. Repito: FEDERAL. Y no es baladí que las estructuras internas del PSOE se llamen así. Responde precisamente al entendimiento plurinacional de España, al respeto de la existencia de múltiples realidades en los territorios, y a la confederación de los distintos partidos que han defendido precisamente esta idea. 

El problema viene cuando en el PSOE se fomentan perfiles nudos de ideología, de conocimiento y de coherencia. Como el del señor Heredia, que, en lugar de buscar la formación política que mejor represente sus ideas, han convertido al PSOE en lugar baldío. Una bandera que desde sus orígenes los socialistas defendieron, la del derecho de autodeterminación de los pueblos, que hoy, precisamente por esa lobotomía sufrida a manos del capitalismo, produce posicionamientos más propios del Partido Popular que de una organización federal y comprometida con la democracia y la soberanía popular. No es el PSC el único partido que históricamente ha defendido el federalismo; el Partido Socialista del País Valenciano —tomen nota al nombre— también es un referente dentro del PSOE. Igualmente sucede en Galicia, donde el órgano máximo de decisión es el Comité Nacional. Y podríamos citar más ejemplos. Aunque con los mostrados ya son suficientes para recordarle a quienes, como Heredia, parecen no entender lo que significa “federalismo”. 

La idea de establecer sucursales del PSOE —sobre todo la E— en todos los territorios, dejando sin validez los lazos estatutarios establecidos con las formaciones que actualmente representan a los socialistas en Cataluña, es la evidencia de que no se entiende el ideario del PSOE. El de sus inicios. El de su esencia. Y así ocurre con la República. Otra cuestión que brilla por su ausencia: el cacao mental que evidencia la postración de unos ideales ante unos intereses. Si hubiera esa soñada ruptura —por parte de los que están en el PSOE y deberían estar en Ciudadanos o en el Partido Popular en base a sus ideas—, sería la prueba de que el PSOE ha perdido del todo los papeles, las esencias, su ideología y su razón de ser. Yo descarto esta posibilidad, por absurda y por suicida. Pero quizás es precisamente el mandato que algunos tienen dentro de las filas del PSOE: la desaparición de su propio partido. 

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