Un Gobierno irresponsable

Un Gobierno irresponsable
Un Gobierno irresponsable

El presidente Sánchez ha centrado su proceder en política desde que llegó a su cargo, es más, desde que diseñó y ejecutó la moción de censura, en llevar a cabo las actuaciones que considera que le benefician para poder seguir siendo presidente del Gobierno. Ante eso antepone todo: su país, la economía, su partido, todo. La última vez que lo hemos visto -pronto, seguramente, será la penúltima- ha sido en el Debate sobre el Estado de la Nación, donde en una huida hacia adelante, Sánchez ha vuelto a tratar de poner parches con ocurrencias y con muchas dosis de populismo, al tratar de tapar la incapacidad manifiesta de su gestión para frenar el deterioro de poder adquisitivo que sufren familias y empresas con dos medidas que nada conseguirán, salvo encarecer los servicios a los propios consumidores y clientes, como son los impuestos adicionales a las energéticas y a la banca. Pues bien, en cuanto realizó el anuncio, la Bolsa se desplomó, al verse arrastrado el Ibex por la caída en picado de compañías energéticas y, sobre todo, la banca, donde algunas entidades llegaron a bajar más del 10% a lo largo de la sesión.

Dentro de la forma de trabajar que tiene el Gobierno, nadie había pensado, parece, en el daño intenso que esa medida iba a provocar de inmediato en la economía, con la merma del patrimonio de muchos pequeños ahorradores y con el quebranto de la propia Administración General del Estado. El FROB tiene un 16,11% de Caixabank. Como el anuncio de Sánchez de un impuesto para la banca provocó una fuerte caída de la Bolsa, hizo que Caixabank perdiese cerca de un 9%, equivalente a 26,40 céntimos de euro a las tres de la tarde del día del anuncio. De esa manera, y como el número de acciones de Caixabank es algo más de 8.060 millones de acciones, el 16,11% de esas acciones son casi 1.300 millones de acciones. Como cada acción perdía 26,40 céntimos de euro tras el anuncio de Sánchez, la pérdida del Estado en su participación en Caixabank derivado de dicho anuncio llegó a ser de cerca de 343 millones (un 20% de lo que pensaba recaudar con esta medida). Ésa es la seguridad que da Sánchez en la economía.

Las acciones tienen consecuencias. Por eso, es muy importante contar con buenos gestores, que estén formados y capacitados para los cargos que ocupan. Si eso es esencial en cualquier compañía, en cualquier entidad, en cualquier empresa, cómo no va a serlo en la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, en España tenemos ese problema: el presidente Sánchez ocupa un puesto que le viene grande. Resiste porque aritméticamente tiene los apoyos de la amalgama que respaldó la moción de censura, porque esos soportes saben que nunca van a tener a alguien más débil que él en la Presidencia del Gobierno. Por otra parte, ha sobrellevado la situación primero por la inercia de la buena herencia económica recibida del PP, y en segundo lugar, por la anestesia de los fondos europeos en todo el episodio de la pandemia.

Sin embargo, Sánchez ha desperdiciado el tiempo: en lugar de hacer reformas, las deshacía, como la reforma laboral; en lugar de bajar el gasto, reducir el déficit y disminuir la deuda, los aumentaba; en lugar de bajar impuestos, los incrementaba; en lugar de mejorar la seguridad jurídica, creaba incertidumbre; en lugar de procurar una energía asequible, ha provocado su incremento por negarse a hacer una transición racional, empleando la energía nuclear y el “fracking”.

Y ahora, sigue deteriorando la situación y menoscabando la confianza en la economía española con decisiones como las anunciadas en el Debate sobre el Estado de la Nación, antes comentadas. Con todo ello, la economía española está en una situación muy complicada, cuyo único responsable es Sánchez. O hace reformas ya, deja de gastar y vuelve a la senda de estabilidad presupuestaria o las dificultades por las que pasará la economía española serán muchas. El problema es que no parece que vaya a rectificar, sino que en el año y medio que resta de legislatura, probablemente intensificará sus ocurrencias, llenas de gasto, de manera que va a dejar una economía mucho más pobre que la que recibió. Es el problema de tener un Gobierno irresponsable.

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