El Gobierno debe copiar las medidas de Madrid, no perseguirlas

El Gobierno debe copiar las medidas de Madrid, no perseguirlas

Una semana más, en el Consejo Interterritorial de Sanidad, el Gobierno, en lugar de tratar de aprender de sus errores, fijarse en las mejores prácticas que se aplican en algunas regiones y adoptarlas, se empeña en dar bandazos, generar inseguridad y perseguir a quienes mejor lo hacen.
De esa manera, se empeña en imponer unas medidas uniformes a todas las comunidades autónomas en todo lo relativo a apertura de hostelería, comercios y ocio, por poner unos ejemplos, que haría que algunas regiones tuviesen que dar marcha atrás en la apertura que han iniciado. De hecho, es una medida particularmente diseñada contra Madrid, sin ninguna razón, sólo por el afán de perseguirla políticamente al no haber logrado desbancar a Ayuso y su política tras la celebración de elecciones, donde, además, salió sumamente reforzada.

El Gobierno parece que no se da cuenta de que si, al menos en el corto plazo, se han iniciado algunos signos de recuperación, se debe a que, cada vez, más regiones están siguiendo el ejemplo de Madrid y, tras el estado de alarma, muchas restricciones se han flexibilizado. Eso permite que se incremente la actividad económica y, con ello, el empleo, pero parece que no entra en la cabeza gubernamental.

Adicionalmente, como se quiere mantener en su posición para administrar Pfizer como segunda dosis a quienes siendo menores de sesenta años les aplicaron AstraZeneca en la primera, y ve que los ciudadanos afectados, libremente, eligen masivamente AstraZeneca, quiere reforzar su instrucción con un acuerdo del Consejo, generando más inseguridad todavía en el enésimo vaivén, pues los había dejado elegir hace unos días. Es obvio que se mantiene la posibilidad de elección para ese grupo de edad inoculado con AstraZeneca en su primera dosis, pero el movimiento de esta semana sólo arroja ruido a un tema del que la población se empieza ya a cansar.

¿Qué pretende el Gobierno? ¿Rendir a Madrid a la fuerza? ¿Obligar a vacunarse con Pfizer a las personas a las que ha mantenido en la inseguridad durante semanas, ampliando, en contra de lo indicado por el laboratorio, el plazo entre las dos dosis? ¿Imponer a todas las comunidades autónomas que recomienden, contra el criterio de la Agencia Europea del Medicamento, mezclar vacunas?

¿No es momento ya, puesto que antes no lo ha hecho, de que el Gobierno piense más en el largo plazo y se deje de jugadas políticas que no llevan a ninguna parte? ¿No sería más útil reconocer que las medidas que Madrid ha aplicado han funcionado mejor y han permitido mantener la actividad económica para, al menos, que muchos negocios pudiesen sobrevivir?

Sin embargo, el Gobierno opta por la imposición, contra dos tercios de la población representadas por las comunidades autónomas que votaron en contra de las propuestas del Ministerio de Sanidad, de unas medidas absurdas. No está claro que, por mucho que lo publique en el BOE, pueda obligar a su cumplimiento con argumentos legales. De momento, varias regiones han dicho que no lo cumplirán, porque no están dispuestas a que su economía se arruine del todo con la implantación de unas medidas que se han demostrado que son peores, como son las que propone el Gobierno de la nación, que, en lugar de perseguir a Madrid, debe copiar sus mejores medidas.

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