Génova no escarmienta: ahora, las cenas
El enredo continúa, ahora en forma de cenas, la última contribución de Génova al culebrón desatado a cuenta de las aspiraciones de Isabel Díaz Ayuso de presidir el PP de Madrid. Como si lo vivido hasta ahora no fuera bastante para concluir que un partido llamado a erigirse en alternativa de Gobierno está exhibiendo un comportamiento propio de adolescentes, la prohibición de las cenas de Navidad viene a rizar el rizo de lo surrealista. Con la que está cayendo en España, Génova ha decidido abrir un nuevo frente en la guerra interna que se libra en el seno del partido imponiendo la suspensión de los actos que, con motivo de las celebraciones navideñas, reunían en torno a una mesa a los militantes con los cargos políticos, una decisión que justifican con el incremento en el número de contagios de Covid, pero que alienta las sospechas de que lo que pretende es impedir que Ayuso se dé un multitudinario baño de masas.
¿De verdad que era necesario prohibir las cenas navideñas? ¿O es que visto el éxito de las convocatorias navideñas de la secretaria general del PP de Madrid, Ana Camíns, alguien ha pensado que había que impedir a toda costa las imágenes de Ayuso aclamada por la militancia. Génova no acierta con la tecla y cada día que pasa traslada más intensamente la idea de que lo que pretende es cortar las alas de la presidenta madrileña, que es tanto como automutilarse estúpidamente. Lo del incremento de los contagios suena a excusa, porque, además, va en contra del planteamiento -exitoso- de la Comunidad de Madrid de no prohibir, sino de mantener las medidas de protección necesarias sin recurrir a imposiciones drásticas. Génova, de un tiempo a esta parte, no acierta con la tecla y ahora se ha despachado con una prohibición que suena más a un ataque de celos que a otra cosa.
Otra metedura de pata que sólo contribuye a desviar la atención de lo importante, que no es otra cosa que la situación crítica que atraviesa España por culpa del socialcomunismo gobernante. No escarmientan.