El galimatías de un botarate

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Esta vez me remito no al Diccionario de la RAE, sino al magisterio del profesor Pancracio Celdrán, que define el vocablo “botarate” de este jaez: “Sujeto informal, inmaduro y caprichoso de quien no conviene fiarse”. A estas alturas, ya sabrán a quien me refiero. Pedro Sánchez ha regresado de las más largas vacaciones que haya tenido nunca en España un presidente del Gobierno, y ha organizado un clamoroso galimatías con los estados de alarma regionales que tiene una sola ventaja: no hay cristiano que lo aplique. Sobre el asueto de los presidentes les cuento la respuesta que Adolfo Suárez perpetró para unos periodistas al regreso de su merecido descanso: “Más de diez días o es vicio o es que ya no eres presidente”. Pues Sánchez aún lo es, y en su enésimo mitin que su gurucillo Redondo le ha preparado, ha ofrecido, en plan “vean ustedes como soy de concesivo” un marrón envuelto en celofán: “Si ustedes lo quieren yo les vendo la alarma”. Como un trilero. Nada más escuchar esta oferta,  recordé un texto antológico de Néstor Luján que refería la consulta entre un médico y su paciente:  “Un cirujano bastante atrevido  y graciosete él, le preguntó a un pobre hombre desdichado de todas las enfermedades posibles: “¿La pierna se la corto yo o le doy a usted el hacha?”. El citado se quedó en blanco: y es que no entendió la humorada.

Pues bien: siguiendo con el citado traumatólogo y su desgraciado paciente, como ese mismo cirujano le había comunicado a su enfermo un par de meses atrás que “su pierna está para subirse a los altos de la Catedral” (a la Santiago para el caso) y como, además, le dijo: “Yo ahora me voy un mes de vacaciones porque hemos derrotado a su gangrena”, el sufrido paciente, algo más que irritado, le contestó: “¿Sabe que le digo? Pues que por ahora me quedo con mi pierna, no vaya a ser que con su sapiencia me termine cortando la cadera”. Este cuento -digo-  no es un ejemplo que me haya venido al bies; pertenece a una recopilación de sucedidos de los cincuenta que recogió en su momento Néstor Luján, uno de los pocos sabios que en España hubo en la última porción del Siglo XX. O sea, Sánchez les ha vendido el hacha a los jefes regionales y además las ha venido a decir: “Y yo aprobaré su decisión”. Los conminados ya le están respondiendo. El primero, por vía oficiosa, ha sido el Gobierno catalán del estrafalario Torra, que en el ‘Diari de Girona’ (ese que recoge la información de España en el capítulo de ‘Extranjero’) ha comunicado que no tiene la menor intención de hacerse con el endoso o marrón que les han enviado desde el odiado “Madrit”.

Las autonomías se le van a revolver y los partidos más, aunque Sánchez reciba, con su mayor candor artificial, a la oposición, para intentar que el PP y Vox traguen con la “revolución institucional” que él pretende realizar y que no es otra que convertir al Constitucional, al Supremo y a todo quisque en simples franquicias de su mayoría en el Parlamento. Sobre el PP están cayendo, según noticias fidedignas, toda serie de presiones para que se avenga, sobre todo, a cambiar los cromos del Constitucional por los del Supremo. En realidad, Sánchez, ilustrado por el fiel Conde Pumpido, sabe que en  el Tribunal que interpreta nuestra Norma Suprema, no tiene nada que rascar hasta dentro de dos años porque con los nuevos magistrados seguiría estando en minoría en la sede de Domenico Scarlatti. Otra cosa, es el Poder Judicial; allí por ahora Sánchez tiene todas las de perder, sobre todo con su conmilitón presuntamente falsificador Iglesias. Por eso precisa una revolución que ni a él, ni más ciertamente a Iglesias, les siente en el banquillo.

Para su galimatías general necesita encharcar el campo para que, al final, nadie descubra una verdad en esta España atolondrada. Tiene seguro (el PP también, Vox creo que no, y Ciudadanos no importa lo que crea) que este botarate va a seguir hasta el fin de esta legislatura y por eso él se ocupa de que triunfe su programa de “destrozos Sánchez”. Su Gobierno no se tiene en pie, y las últimas promesas de recuperación que está haciendo tan frívolamente, no se las cree nadie, lo cual a él le trae exactamente por un higa. Cuanto más barro, más m….. cubra el país, más vencerá el galimatías en que conscientemente nos ha introducido. El es un botarate a sueldo de todos nosotros para el que parece pintiparado este quinteto de Leandro Fernández de Moratín. “A los botarates/ que te ayudan en tus obras/ no los mimes ni los trates: Tú te bastas y te sobras/ para escribir disparates”.

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