Francisco, ¿el Papa papanatas?
Entre los tres últimos Papas hay dos grandes Papas y ¿un papanatas? A saber: el polaco Karol Józef Wojtyla, Juan Pablo II –la bondad hecha persona y Papa preferido de Paloma Gómez Borrero–, el alemán Joseph Aloisius Ratzinger, Benedicto XVI –intelectual puro y rottweiler de Dios– y el aludido argentino, Jorge Mario Bergoglio, que al requerírsele el nombre de Papa que pretendía adoptar, soltó: “vocabor Franciscus”, quiero llamarme Francisco, por creerse dicho gaucho sin montura ni rebenque, la reencarnación perfecta de San Francisco De Asís. ¡Amos anda, milonguero!
Francisco de Asís fue un santo fidedigno y más quisiera la Iglesia haber tenido otro tan humilde como él. Era un fraile coronado por una franja de pelo alrededor de la coronilla, con una fina barba que alargaba su rostro y una mirada tan dulce que le salía de la médula espinal, siendo hijo de Pietro Bernardone, sastre de Perusa, aunque vistiese andrajos por dedicar su vida a ser siervo de Dios. No como Bergoglio, al que le atraen las ropas opulentas que luce. No se compare Su Santidad a uno de los santos predilectos de los católicos, ni use su recuerdo para proferir desatinos.
El de las milongas quiso ser original desde que inició su pontificado. Dueño de una veleidad notable y estando fuera de su acuerdo, largó una imbecilidad tras otra que dejó estupefacta a toda la Cristiandad. Desde su primera proclama populista: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”, desbarró de forma inoportuna. “Son los comunistas quienes piensan como cristianos”. De seguido y, tras haberle ungido santa vaselina a los Castro criminales, justificó la masacre islamita de Charlie Hebdo con esta aseveración propia de un Sumo Pontífice: “Si alguien insulta a Mahoma, yo le doy con el puño”.
Aparte de papanatas, el del tan sagrado mate, es virulento. Francisco de Asís debería interponerle una demanda al honor por arruinar su imagen. Item más, cuando una turba oligofrénica de chavistas viene de irrumpir en la basílica de Santa Teresa de Caracas para humillar al cardenal Jorge Urosa Savino y reventar la misa del Nazareno en esta santa semana, el Papa Francisco no se ha inmutado, pues desde siempre ha legitimado al depredador Maduro y tiene asuntos más glorificantes que atender… La urgente canonización de dos heroicos ladrones populista como fueron Eva y Juan Perón.