El flipe de la hiena

El flipe de la hiena

Pablo hiena Iglesias, convencido de que nada tiene tanto éxito como la apariencia del éxito, se saca gratis el título de nuevo rico cuando adquiere La Tinaja. Desde entonces, creyéndose Midas y ufano de pertenecer a una casta que antes le causaba vómitos y que ahora ama por haberle admitido en la liga millonaria del Tío Gilito, entra en desparrame mental. ¡Sí, la hiena flipa! Y su felicidad de potentado alienta ideas tan absurdas como disparatadas para justificar actitudes capitalistas impropias de un revolucionario. El Ché de todo a 100 se distancia de los indigentes que le daban su voto. Prefiere ser rico.

La hiena muta en hippy, pasa de carnívoro a vegano, pensando que, al proponer la legalización de la marihuana, se convertirá en un líder moderno. En los 60 algunos ya pedíamos que se legalizara con tesis bastante más científicas y convincentes. En aquella época quienes lo hacían eran tenidos por degenerados. Como Mick Jagger, que dijo: “Quizá la hierba sea mala para la memoria, pero qué bien lo pasas con un buen colocón”. En los parques los libertarios y los pacifistas clavaban cárteles en el césped: “No pises la yerba, fúmatela”. Así que la hiena, de moderna tiene, lo que un carro de bueyes o un porro de valium. Es un profeta en naftalina.

Ahí no acaban sus delirios. Tras la moción de censura se adapta al plumaje del cisne Sánchez —otro golfo que mete a España en la rifa de comisiones— y se hace su lacayo. Dinero llama a dinero. “Quien lograre amontonar oro, será ilustre y cuanto se le antoje”, sentenció Horacio, el principal poeta satírico en lengua latina. La hiena ahora se las da de ministro en la sombra, de agente doble que pacta con los delincuentes del golpismo. Dios les cría y ellos se juntan. Ansían el poder, buena tierra de labranza para forrarse. La estafa o cualquiera otra modalidad, no violenta, de extorsión, está bien vista entre estos codiciosos y nocivos politicastros.

Si tejón Torra, sucio racista, declara a Felipe VI persona non grata en Cataluña, sin preocupar al cisne ni a la hiena, que sobresalen en el panorama actual por mentirnos a todos, habremos de admitir que también parece lógico que se rían de las víctimas del terror y que no duden en aproximar a los asesinos de ETA allí donde mataron, para que puedan disfrutar de sus atrocidades, brindando con chuletones y chacolí. El fracaso, imperdonable, del cebú Rajoy, nos ha dejado en manos de auténticos delincuentes.

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