Fernando Simón, el «doctor trampas»
Que las cifras del coronavirus -muertes y contagios- no se corresponden con la realidad es una obviedad. Pocos gobiernos en el mundo han adoptado una estrategia tan trilera como la exhibida por el Ejecutivo socialcomunista. Con los rebrotes estamos asistiendo a lo mismo que ha venido ocurriendo desde el comienzo de la pandemia. Fernando Simón, el coordinador de Alertas y Emergencias sanitarias, salió ayer a dar las últimas informaciones sobre la evolución de la pandemia y lo hizo con la misma falta de rigor de siempre. En las últimas 24 horas se han detectado 968 nuevos contagios, pero sin contar los de Cataluña, Madrid y Navarra «por problemas técnicos».
Eso del «problema técnico» no es más que una burda argucia del Gobierno para no decir la verdad, porque Cataluña, mientras Simón decía que no estaban contabilizados sus datos por cuestiones de volcado, anunciaba 1.243 casos nuevos. Por su parte, Madrid declaraba 80 y Navarra 84. De manera que si sumamos estos nuevos contagios a los 968 casos que anunció Fernando Simón dan un resultado de 2.375. Evidentemente, si Fernando Simón coloca la cifra por debajo de los mil contagios diarios podrá decir que «la situación se está estabilizando», pero si suma los de Cataluña, Madrid y Navarra, de estabilización nada. Y esa es la trampa: ir troceando las estadísticas, ofrecer datos parcheados para no tener que admitir que el número de rebrotes está creciendo de forma de forma exponencial en determinados territorios.
El poco respeto que el Gobierno demuestra a los españoles se evidencia con ese «no estamos en una situación especialmente grave» ante los 560 nuevos rebrotes, pese a que las cifras demuestran que la situación se le ha vuelto a ir de las manos al Ejecutivo. Simón es un embaucador que demuestra muy poco rigor científico, pero para la izquierda se ha convertido en un icono, lo que coloca en la mejor posición para llegar a ser ministro de Sanidad si Salvador Illa es designado candidato del PSC a las elecciones catalanas. Entretanto, Simón seguirá a lo suyo: tomándonos por tontos.