ETA no puede ganar las elecciones

Opinión de Eduardo Inda

No le estamos prestando la debida atención a las elecciones vascas, como si diéramos por perdida para el constitucionalismo la tierra en la que pasé mis primeros nueve años de vida o tal vez porque no es tan decisiva para la gobernabilidad de España. Y eso que un movimiento tectónico de envergadura, con el PSE otorgando la Lehendakaritza a Bildu, es decir, ETA, podría llevar al PNV a hacerse un Rajoy aunque esta vez sacando de La Moncloa al PSOE. Eso sí: los que están en la pomada de Vitoria, Bilbao y San Sebastián tildan de «extremadamente improbable» este escenario.

Eneko Andueza, el razonable jefe de filas del PSE-EE, alejado del colaboracionismo de los Sánchez, la vicelehendakari Mendia o mi paisana Chivite, ha insistido hasta la saciedad en que «jamás» hará lehendakari a ese lobezno vestido con piel de cordero que es Pello Otxandiano. Claro que la última palabra la tendrá ese presidente del Gobierno que dio el pésame en el Congreso a la familia de un asqueroso etarra que se suicidó en prisión, que acaba de regalar Pamplona a ese Bildu, es decir, ETA, que tiene en el ex número 1 de los asesinos a su más leal aliado y que ha acercado al País Vasco a los peores monstruos de la banda, caso de su votante Txapote o del Henri Parot de los 80 asesinatos. Andueza es inequívocamente enemigo del mundo etarra, no en vano nació en esa Éibar donde secuestraron a Miguel Ángel Blanco, ahora queda por ver si Ferraz le permite convertir sus promesas en hechos.

Aunque al PNV los votantes se le estén yendo al otro barrio, me da que resistirá de la mano de ese hombre tranquilo que es Imanol Pradales

La gran duda no es tanto si Bildu, es decir, ETA, gobernará, todo apunta a una nueva coalición PNV-PSE con o sin el apoyo activo o pasivo del PP, como si ganará por primera vez unas elecciones autonómicas. Una hipótesis que dibujan las encuestas aunque yo creo que finalmente el PNV vencerá por la mínima. El partido del racista Sabino Arana es mucho partido. Y aunque los votantes se le estén yendo al otro barrio, me da que resistirá de la mano de ese hombre tranquilo que es Imanol Pradales. Circunstancia, por cierto, que podría perjudicar a un PP que contemplaría cómo la subida que se le presuponía queda en tablas o quién sabe si en bajada por mor del voto útil al PNV para frenar a la chusma de Arnaldo Otegi.

Sea como fuere, lo más impactante en términos éticos, morales e intelectuales es el gran salto adelante que va a protagonizar Bildu. Que es lo mismo que decir ETA. A las pruebas me remito: Otegi era el capo di tutti capi de la mafia terrorista en los peores años de plomo, no lo digo yo, lo proclamó el Tribunal Supremo; y el número 2 de Sortu, el alma de la coalición, es David Pla, el malnacido maketo pamplonés que comandaba a los pistoleros en la última etapa de asesinatos, secuestros y extorsiones.

El crecimiento de Bildu, es decir, ETA, es exponencial en los últimos tiempos. De los 7 diputados que obtuvo en el Parlamento Vasco en 2001 ha pasado a los 21 que ostenta en la actualidad y que esta noche podrían convertirse en veintimuchísimos. Conviene no olvidar que en las generales ya superó al PNV en escaños: pasó de 5 a 6 mientras que el PNV caía de 6 a 5. Un buen resumen del sorpasso que lenta pero inexorablemente se está produciendo en esa comunidad autónoma.

Arnaldo Otegi era el ‘capo di tutti capi’ de la mafia terrorista en los peores años de plomo, no lo digo yo, lo proclamó el Tribunal Supremo

Resulta sencillamente una tragedia que quienes asesinaron a 856 españoles, dejaron heridos o mutilados de por vida a cientos, secuestraron a decenas y provocaron el éxodo de 200.000 vascos puedan ganar la cita con las urnas de este domingo. Claro que otro gallo cantaría si esos 200.000 ciudadanos con derecho a voto no hubieran tenido que irse lejos de su pueblo o su ciudad para salvar la vida. Conclusión: el constitucionalismo ganaría. Conclusión al cuadrado parafraseando a Sir Edmund Burke: «Para que el mal triunfe sólo hace falta que los hombres buenos no hagan nada». El triste devenir del País Vasco y Navarra desde hace 45 años.

Desgraciadamente, Bildu puede hacer historia aún más de lo que sospechamos convirtiéndose hoy en el partido más escorado a la izquierda que vence en unos comicios en la Europa contemporánea. Nos fijamos en sus crímenes como es natural, una vida es una tragedia, 856 no es una estadística que diría Stalin sino 856 tragedias, pero conviene no olvidar que es una formación que se define como «marxista». Con un par teniendo en cuenta que esta ideología ha matado más que nadie en la historia de la humanidad con Stalin, Mao y Pol Pot de siniestros emblemas. No quiero pensar la que se le vendrá encima a los vascos si estos criminales gobiernan. Los impuestazos y el terrorismo fiscal estarán a la orden del día, las confiscaciones encubiertas se implementarán desde el minuto uno y la fuga de capitales desertizará un territorio antaño fértil como pocos y trabajador como ninguno.

Con todo, insisto, lo peor es que los terroristas se reirán de todos los demócratas coligiendo, y con razón, que asesinar por doquier sirvió para algo. Afortunadamente, estos tipejos matan, amenazan y extorsionan pero no mienten. Ese candidato que la izquierda mediática nos vendía como una suerte de San Francisco de Asís redivivo, Pello Otxandiano, se negó a condenar a ETA el martes pasado. No sólo eso, el vomitivo personaje subrayó que «no fue una banda terrorista» sino «un grupo armado». ¿Se puede ser más malnacido? Sus declaraciones ratifican, más allá de toda duda razonable, que quizá haya que dejar de emplear el pasado para referirse a estos gangsters porque siguen más vivos que nunca. Se han limitado a frenar temporalmente su orgía criminal.

Las nuevas generaciones vascas no saben bien lo que fue ETA porque se les ha ocultado, como si no hubiera existido o se tratase de un mal sueño

De maldad a maldad y tiro porque me toca. Me provocó arcadas escuchar al PSOE y a sus corifeos mediáticos poner el grito en el cielo porque el teleco de las gafitas y el pendiente no había censurado a los terroristas. Lo cual tiene bemoles porque tan etarras eran antes del martes pasado como en mayo de 2018 o en enero de 2020 cuando Sánchez aceptó sus votos pasivos para ser presidente o como cuando en noviembre de 2023 se metió en el coleto sus «síes» para continuar volando en el Falcon. Socialistas y periodistas de cámara me recordaron al capitán Renault de Casablanca cuando exclamó el mítico «¡escándalo, escándalo, aquí se juega!» al irrumpir en el Rick’s Café del personaje interpretado por Humphrey Bogart tras años haciendo la vista gorda a cambio de sustanciosas mordidas.

Alea jacta est. Recen todo lo rezable, los que crean, o crucen los dedos los que no. Esperemos que la noche de hoy no sea una patada a la memoria de las víctimas. Constituiría una puñalada a su recuerdo que los asesinos de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica, Goyo Ordóñez, Fernando Buesa y tantos y tantos otros estén presencialmente o por personas interpuestas en Ajuria Enea. Espero que la sangre, y nunca mejor dicho, no llegue al río, pero que nadie se equivoque: antes o después tomarán el poder. Es lo que tiene haber abertzalizado las escuelas vascas hasta la náusea y prostituir la historia enseñando a los niños que España es una potencia colonial represora y que ETA era buena y la Policía, la Guardia Civil y hasta la Ertzaintza más malos que la quina. Las nuevas generaciones vascas no saben lo que fue ETA porque se les ha ocultado, como si no hubiera existido o se tratase de un mal sueño. De aquellos polvos vienen estos lodos.

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