De esta Copa no bebo
De esta Copa no bebo, gracias. Soy consciente de que me repito de año en año, lo que tarda en volver a empezar eso que llaman el torneo del KO y cuyo engañoso interés radica, según sus defensores, en que un equipo modesto, como si solo los de tercera división fueran pobres, reciba en su campo a un rival de categoría superior que le permita obtener unos ingresos extra en taquilla. El truco de la Federación para que los pequeños sigan votando a quien corresponda, es decir al presidente en vigor.
En un somero repaso de eliminatorias me pregunto qué clase de satisfacción encontrarán en Mollerusa al enfrentarse a los suplentes del Getafe, los aficionados del Unami CP (¿?) a los del Alavés o, por ir algo más cercano, los de la Gimnástica Segoviana por acoger al Mallorca. Todo, añadimos, a finales de noviembre, en horario de tarde o noche donde haya luz artificial y con un frío que congela las neuronas. Si, vale, que algunos las tienen permanentemente heladas.
De todos los inscritos en tamaña competición, casi ninguno llegará a dieciseisavos de final, salvo honrosas y épicas excepciones. Y al final de todo, de todo, cuando ya se han impuesto casi los de siempre, el premio para el ganador es participar la temporada siguiente en la Europa League, o sea la de los malos, los clasificados a partir del quinto puesto en la liga regular.
Precisamente el Mallorca tuvo el privilegio de clausurar la Champions de los campeones de Copa, en Birmingham y contra la Lazio de Roma. Ya llovió. Y si, sobre mojado. Cada año la misma cruz. A los finalistas, esos que consiguen pasar por todos los filtros y rondas, pregúntenles cuánto tarda la Federación Española en liquidar sus asignaciones. Consulten en Son Moix cuándo cobró el Mallorca los derechos de su duelo con el Recreativo en Elche y si tuvo que reclamar algo más de lo que le dieron porque, por si no lo sabían, esos equipos de Tercera tan felices o infelices ellos, también tienen que pagar a los árbitros, de Primera, y sus cuotas federativas.
Pero allá cada cual con sus gustos, sus filias y sus fobias. Yo tengo las mías y lo reconozco.