España me duele

España me duele
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Estamos ya cerca de cumplir los 2 meses de Estado de Alarma y sinceramente cada día estoy más saturada con la clase política en general. Aquí parece que nos estamos sacrificando todos menos ellos.

Y para muestra un botón. Cuando Italia, también gobernada por comunistas, entró en esta crisis, su Presidente redujo el Gobierno casi a la mitad, recortó los salarios de diputados y senadores y decidió dedicar esos 60 millones de euros a lucha contra el COVID-19.

¿Con qué nos encontramos aquí?

Por un lado con un Gobierno a la gresca entre ellos mismos, incapaz de comunicarse con las comunidades autónomas de una manera efectiva y con un Gobierno que no tiene ninguna voluntad de llegar a acuerdos con la oposición.

Por si fuera poco, tenemos una oposición que también anda más perdida que una gallina en una plaza de toros.

Los partidos separatistas, como viene siendo habitual, sólo interesados en lo suyo: más autogobierno. Su relación con el Gobierno, a pesar de haber sido quienes auparon a Sánchez a la Moncloa, es cada vez más tensa y ya no se esfuerzan ni en disimularlo pues el propio Rufián amenazaba a Sánchez e Iglesias con hacer caer el Gobierno en cualquier momento.

¡Y qué decir de Ciudadanos! Mucho me temo que lo de veleta naranja también va a valer como sobrenombre para la señora Arrimadas. La única explicación que le encuentro al pacto que hizo in extremis con Sánchez para salvar el Estado de Alarma es que estuvieran pensando más en votos que en los españoles. Entiendo que su estrategia para evitar la desaparición total del partido naranja es crecer por la izquierda, pescando entre los votantes socialistas avergonzados con la gestión de Sánchez e Iglesias.

Vox está siendo predecible. Han hecho suyo el no es no de Sánchez y da la sensación de que esto no va con ellos: ni se creen parte del problema, ni quieren ser parte de la solución. Y ese aislamiento al que se condenan y en el que tan cómodos se sienten, les puede pasar factura pues dejarán de ser vistos como una alternativa útil.

Por último nos quedaría el PP. Creo que el PP está haciendo una gestión excelente en las comunidades y ayuntamientos que gobierna. Sin embargo, cuando llegan al Congreso, da la sensación de que Casado se hace pequeñito. Un buen líder tiene que generar ilusión, transmitir confianza y generar seguridad. Y en esto último es en lo que esta semana ha fallado el señor Casado. Le falta una pizquita de gallardía para terminar de empacar su liderazgo y disipar así toda duda sobre su capacidad como alternativa. Le ha dado infinidad de oportunidades a Sánchez para llegar a acuerdos, pero ante el desprecio continuado por parte del Gobierno, toca mostrar arrojo y mantenerse en el tan anunciado NO.

Así es como veo yo a la oposición a día de hoy. De igual manera les digo que creo que son diferencias y errores que con mucho trabajo, diálogo sincero y, sobretodo, con voluntad real de llegar a consensos se pueden salvar y construir una alternativa. Porque como tengamos que depender de Patxi López el Breve (por lo escaso de su CV y la brevedad de su presidencia del Congreso), mucho me temo que el barco termina por hundirse.

Por lo tanto le pido a la oposición responsabilidad, empatía y valentía. Está en sus manos que esto cambie de rumbo y ahora más que nunca necesitamos ese giro de 180 grados. Porque España me duele, nos duele, y en sus manos está ponerle remedio.

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