Impuestazos a la Bolsa = fuga de capitales
La decisión de Pedro Sánchez de acosar a las rentas altas con toda una batería de sablazos fiscales no sólo es la demostración de un sectarismo trasnochado y populista, sino que además es una de los peores cartas de presentación que se puede exhibir ante los directivos, profesionales cualificados, investigadores de prestigio o deportistas de élite que están erradicados fiscalmente en España o pueden estar interesados en estarlo. Un cartel que golpeará a toda España abriendo la puerta de la salida de nuestro país de estas rentas: justo las que pueden incorporar talento a nuestra economía.
Sánchez prepara una subida del tipo máximo del IRPF en cuatro puntos -hasta el 49%-, del recargo fiscal por sus ahorros de 12 puntos -hasta el 35%-, ha avanzado la recuperación y subida del Impuesto de Patrimonio que se les cobra a esos mismos profesionales simplemente por mantener y no gastarse ese mismo dinero que ya ha tributado por el IRPF, y ahora, además, el Gobierno socialista les anticipa todo un nuevo sablazo fiscal exigiéndoles un impuestazo por mover su dinero en Bolsa o fondos de inversión. El resultado final de toda esta batería de impuestos -sin otro sentido que una casposa forma de entender la política- será un vaciado de estas rentas y patrimonios de España. Porque nadie con medianos conocimientos fiscales y económicos y un mínimo sentido de la meritocracia y el esfuerzo esperaría a ver cómo el Fisco le diezma el fruto de su trabajo pudiendo marcharse a otro país que no practique la confiscación fiscal.
Tal y como ha publicado OKDIARIO, en estos momentos, una trabajador que gana al año 150.000 euros brutos paga al Fisco 86.000 euros en impuestos directos, según los cálculos de Daniel Lacalle. A partir de ahí, ese mismo contribuyente debe abonar los impuestos indirectos. Los nuevos anuncios fiscales de Sánchez disparan esa carga fiscal convirtiendo en auténticamente confiscatorio el trato fiscal que se dispensa a estos contribuyentes.
Y estos contribuyentes son, casualmente, los que más capacidad tienen de marcharse del país porque conforman el colectivo en el que se ubican los empresarios, administradores y propietarios de sociedades, personas altamente cotizadas en el mercado laboral que trabajan en firmas internacionales, o los profesionales que en cualquier momento pueden saltar a ese mismo mercado para ser fichados por otras compañías extranjeras y librarse así de la pesadilla fiscal. Sánchez se sumerge en el populismo. Y debería ver lo que ha ocurrido en todos los países que han practicado estas tesis: un vaciado de rentas que, lejos de generar riqueza y mayor recaudación, espanta rentas y recorta los ingresos fiscales.