Eau de Rajoy

Eau de Rajoy
Eau de Rajoy

¿Permanecerá Ayuso sumisa y recluida, como Juana la Loca en Tordesillas, mientras los barones hacen y deshacen la misma madeja (con la misma intención) que los gatos obesos? ¿O es que Blancanieves Díaz Ayuso sólo se ha replegado mientras reorganiza sus tropas políticas (tarareando Feijóo, Feijóo, a casa a descansar…) para atacar de nuevo?

“Nuevo capítulo en la historia de España”, dijo Ayuso tras su victoria en mayo, esta mujer, que en el pozo pastoso del “nuevo amanecer” progre nos hizo soñar a todos ¿o no?

Vale, vale… IDA no es Angela Merkel, ni tampoco Felipe Gonzalez, ni Kennedy; tampoco es maquiavélica, la presidenta de la comunidad de Madrid no es una emperatriz de la retórica (y eso le honra), no obstante, en ella lo no verbal es más que expresivo, contundente. Se dijo que Madrid le quedaba grande, pero con Ayuso (y su cara pintada en botellines de fervor cervecero) teníamos una firme y renovadora alternativa a los barones, con los que nos salían telarañas, e incluso a la presidencia del gobierno.

Hoy, tras la pelotera pepera por todos comentada, La baronesa está triste… ¿Qué tendrá la baronesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa…

Imagino que a los más canónicos feligreses de Génova, les gustará un poeta tan popular como Rubén Darío, lo que no sé aún es que opinan del baile de vicarios al que nos tienen sometidos a los españoles y del arrinconamiento dulce pero férreo de su sibila, Isabel Díaz Ayuso.

La baronesa está pálida en su silla de oro; está mudo el teclado de su whassap sonoro, y en Madrid, olvidada, se desmaya una flor. Como saben, el nuevo equipo ha confinado a la presidenta en su comunidad, eso sí, cariñosamente, será su parquecito (¿recuerdan los parques de los bebés?) y podrá sentarse o levantarse, chuparse el dedo, bostezar, reír, y construir la estructura política (de Lego) que considere más oportuna. También llorar y patalear, sin demasiada propagación, porque no será la primera que se agite en el parque acolchado bajo la mirada amorosa e inflexible de sus mayores.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, Gamarra dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea Feijóo. Feijóo que ha llegado desde (el pasado más añejo) Galicia y nos ha dado un discurso (tecnócrata) adecuadísimo e inane, pero muy moderado donde no ha dado a conocer la que será su dirección política, qué tipo de oposición realizará, qué piensan, él y sus iguales, ofrecer a la ciudadanía y qué relación o no van a mantener con la diestra y la siniestra.

¡Palomitas grandes y refresco, por favor! ¿Consolidará Feijóo su liderazgo con Vacua Gamarra y su nuevo (viejuno) Partido Popular, que no es otra cosa que el oportuno y sufrido sofá gris, retapizado, donde la España temerosa, machirulista y ramplona descansa? ¿Regresará Ayusator como Jesucristo en el Apocalipsis esta vez ya no a lomos de un modesto burrito, sino revestida de todo su poder político y mediático al son de 7000 trompetas celestiales?

Ya no es original, ni transgresor, decir que Casado no funcionaba como cabeza del Partido Popular, ni de la oposición; pero ¿Y Feijóo? ¿Feijóo funciona? Perdónenme, pero Feijóo apesta a Eau de Rajoy; aunque lo peor de estos barones no es eso, no es que hiedan a 2010, a retroceso, lo peor es que son aburridos. Y no es baladí, amigues, ser aburrido en política (ni en nada) sino algo mucho más profundo y más grave que abarca muchas más facetas que contar chistes sin demasiada propagación social, o vestir con inhibición: “Somos el partido más constitucionalista (coñazo) de España”, dicen…

Y, por favor, no se vayan ustedes a equivocar, como hacen los pacatos, identificando la feminidad (de Ayuso) o el atractivo con otra cosa, y el sopor con algo distinto del tedio, como si los aburridos del globo escondieran admirables dones que ofrecer al mundo sólo para compensar… ¡Mucho cuidado!

Ayuso, gusta y disgusta, genera anticuerpos, pero sobre todo fans porque confronta y da la talla en la batalla, pero ya sabemos que en el mundo de los intereses y de las ridículas cotas de poder, que es el mundo de la política mediocre, el moderado es rey.

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