Destrozo sin precedentes del mercado laboral

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Estamos ante una avalancha de despidos colectivos (ERES) y temporales (ERTES) “nunca jamás vista”, según señala a OKDIARIO el responsable de uno de los grandes despachos de abogados españoles. Es una opinión compartida por todas las empresas consultadas por este periódico, que prefieren mantener el anonimato mientras tramitan los despidos. El desplome laboral “será tremendo” y, “en caso de no adoptarse medidas urgentes por parte del Gobierno, los despidos pueden afectar a toda la capa temporal en sectores como el turístico u hostelería”.

La opinión la comparte Lorenzo Amor, responsable de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), que pide al Ejecutivo de Pedro Sánchez que “de forma urgente decrete medidas sociales para los autónomos, porque los cierres y los parones de actividad van a provocar situaciones dramáticas”.

Lo cierto es que las medidas económicas adoptadas por el Gobierno socialcomunista han sido un parche que no resuelve, en absoluto, el problema de fondo. La solución no puede centrarse exclusivamente en permitir el aplazamiento de impuestos -faltaría más-, porque lo que reclaman los autónomos forzados estos días a tener que quedarse en casa y, por lo tanto, a paralizar por completo su vía de ingresos, es prestaciones por desempleo; o sea, cobertura por despido.

Las empresas han presentado a lo largo de los últimos días toda una lluvia de ERES y ERTES ante el evidente freno a la actividad provocado por el coronavirus. Y vendrán muchos más, después de que las distintas administraciones hayan ordenado el cierre de comercios.

La patronal madrileña (CEIM) considera imposible paliar el brutal impacto negativo para las empresas con las «ayudas» lanzadas por el Gobierno de Sánchez. O el Ejecutivo socialcomunista toma medidas adicionales o el destrozo tendrá consecuencias incalculables para el tejido empresarial. Porque el problema está en que miles de pequeñas y medianas empresas, un rosario interminable de comercios, han visto cortada en seco su facturación y, lo que es peor, no saben aún cuándo volverán a ingresar.

En estas circunstancias, lo que cabe exigir del Ejecutivo es que, entre otras medidas, se permita la exoneración del abono de las cuotas de la Seguridad Social. Es lo mínimo dada la situación, aunque hace falta ir mucho más allá. Porque está en juego la supervivencia de miles de pequeñas y medianas empresas.

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