Cursi, hueco y falso

Cursi, hueco y falso

Pobre Iván Redondo. He recorrido la prensa y las redes sociales y aún no he encontrado a nadie (salvo al propio Redondo) que no ironice o, directamente, se ría de la entrevista del domingo.

“Vendemotos”, “flipado”, “tecnócrata con ínfulas” son varios de los calificativos que le dedican los periodistas. El mayor consejero español desde Séneca ha resultado tener la cabeza más llena de serrín de lo previsto” decía Carlos Prieto (El Confidencial). Y hasta su look era objeto de chanza: “A medio camino entre Ruben Amon e Iñaki Anasagasti”, bromeaban en la tertulia de Ondacero.

Redondo es vanidoso y a esto conduce creerte un mito. El fontanero que no debió salir de su sombra no soporta un relato que no sea el suyo, y a eso vino, a contarnos, muy orgulloso, que se ha ido porque ha querido, que no le han echado y, de paso, a insinuar que estaba detrás de todos los éxitos, pero los fracasos eran cosa del PSOE. Ése es el resumen de una entrevista en la que se mostró cursi, hueco y falso; lógicamente, como el mismo Gobierno al que asesoraba.

Cursi, con sus tópicos en inglés, o cuando declaraba mantener una relación “sagrada” con el presidente, y aquello de nos lo hemos dado todo el uno al otro, lo que empezó a provocar los mejores gestos del entrevistador.

Hueco, cuando anunciaba una primicia o una anécdota para luego no contar nada, cuando repetía eso de esto no lo he contado nunca antes» para captar la expectación del entrevistador, y terminaba aburriéndonos con una milonga insustancial.

Y falso, muy falso, cuando hablaba y cuando callaba, sobre Vox, Calvo o su salida de Moncloa, cuando se hacía el espontáneo sacando fichas del ajedrez del bolsillo, aguantaba la risa intentando justificar el paseíllo con Biden o balbuceaba al ser preguntado por sus propias contradicciones y las de su ex jefe.

Y si alguna vez decía alguna verdad era para mostrar las mentiras de otro. Como cuando afirmó que sabían que la izquierda no tenía ninguna opción de ganar en Madrid. Gran ayuda para las acusaciones de malversación contra un Tezanos que se encargaba de decir todo lo contrario. Quizá su siguiente entrevista sea como testigo de cargo en el juzgado.

Y lo peor es cuando hace de la mentira y de la contradicción su estrategia y afirma que ello no tiene consecuencias; cuando dice, por ejemplo, que:»Los indultos se produjeron y la vida sigue». En fin…

No creo que tras esta entrevista le hagan hueco en ningún partido político, salvo quizá en Podemos, los únicos que debieron sentirse a gusto ayer (a costa del desgaste para el PSOE). Su entrevista sólo le sirvió para depreciar su caché por conferencia, aunque, al menos, el contrato con La Vanguardia ya lo tiene firmado.¡Menudo fichaje los de Godó!

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