Iván Redondo dispara contra el PSOE por el fracaso en Madrid y la moción de censura de Murcia

Iván Redondo ha hablado por primera vez, largo y tendido, tras su abrupta salida del Gobierno el pasado mes de julio

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Iván Redondo durante su entrevista en La Sexta.
Iván Redondo durante su entrevista en La Sexta.
Joan Guirado

Hay personas que hablan más con sus silencios que con sus palabras. Bien es dicho, en política, que uno vale por lo que sabe y no cuenta. Y de eso es bien consciente Iván Redondo, ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez. Estratega electoral y político, sabe colocar bien sus mensajes sea a sus jefes o a él mismo. Y lo ha demostrado, este domingo, en la entrevista con Jordi Évole en La Sexta. De la misma forma en la que actuaba desde el poder, en la televisión ha disparado con elegancia contra Santos Cerdán y Félix Bolaños por la gestión de la moción de censura en Murcia y la campaña de Ángel Gabilondo en la que el PSM se hundió.

Redondo ha medido bien una entrevista en la que no ha aclarado muchas cosas sobre su salida. Y en la que ha sido leal al que fuera su jefe y amigo,  sabiendo que pronto volverá a la empresa privada y ese valor es muy cotizado. Pero de la misma forma que no ha sacado los cuchillos contra Sánchez, sí los ha desenfundado, de forma sutil, contra los cabezapensantes del Partido Socialista. Contra los aprendices de gurú que tanto le envidiaban, dejando claro quién dirigió los últimos fracasos electorales como en Madrid o la moción en Murcia. «Me pareció un movimiento audaz, pero del que no participé y que no sé quien lo dirigió» ha añadido. «Para esa decisión no se quiso contar conmigo, cosa que me sorprendió», ha afirmado.

Su primera intervención televisiva tras su salida del Gobierno, de una persona que pese a no ser discreta no concedía muchas entrevistas, ha generado tantos aplausos como animadversión. Esto último, sobre todo, por sus detractores y periodistas especializados en la información gubernamental y del PSOE que no han trazado una buena relación con él, acostumbrados a relaciones más cercanas a base de filtraciones. Con Redondo, convencido en profesionalizar La Moncloa y equipararla a la política estadounidense, elevando la categoría al presidente, eso no ocurrió. Y escocía a muchos.

No quiso ser ministro

Durante su conversación con Évole, Redondo ha revelado que, tras la moción de censura, Sánchez le ofreció ser ministro. Y que dijo que no. Esa opción, según varias fuentes, se volvió a poner sobre la mesa antes de la crisis de Gobierno de julio. Algunos atribuían la petición al jefe de gabinete que dice que no quería ser y en su entorno a una oferta del presidente. Como en tantas otras cosas, tampoco en esto la entrevista del consultor político ha servido para aclarar cómo fue. Él ha asegurado que «nunca me vi en esa posición». Sí ha dicho que le intentaron convencer dos amigos en común con el presidente que se quedase como jefe de gabinete, días antes de su marcha, pero que no encontraron el encaje. La decisión de irse, por eso, hacía tiempo que la tenía tomada. Y se había contado.

«De pequeño quería dirigir el país»

Ser jefe de gabinete de la Presidencia del Gobierno era el sueño de pequeño de Iván Redondo. Bien, concretamente su anhelo era «dirigir el país». Así se lo ha explicado al periodista durante el programa. «De pequeño mi sueño era dirigir el país, ser jefe de gabinete del presidente», ha espetado. Un deseo muy lejano a los que suelen tener los niños en su infancia.

«Le dejé entrar en mi vida»

Sobre las relaciones personales, Redondo ha explicado que más allá de la relación profesional, la suya con Sánchez es una relación personal. «Le dejé entrar en mi vida y él en la suya», ha sostenido. También ha desmentido la supuesta mala relación que tenía con la ex vicepresidenta primera Carmen Calvo, de la que se habían dicho muchas cosas. Lo ha hecho con anécdotas sobre la necesidad de «unirnos más». Esa unión, asegura, fue posible «gracias a crisis como la del relator».

Defiende su forma de trabajar

«Ideas más que ideologías. Personas más que partidos». Y eso, que siempre ha defendido Iván Redondo, es lo que molestaba a muchos en el PSOE que, casi a diario, se encargaban de repetir que «no es del partido». Era su forma de desacreditar una forma de trabajar con la que el estratega prescindía de las siglas y de sus militantes con la obsesión de profesionalizar y humanizar la política. En este sentido ha reconocido que desde Moncloa se aupó a Vox en la campaña de 2019. Aunque también ha reconocido que «su incidencia en el 28 de abril fue mínima». También ha quitado hierro al paseíllo de 29 segundos entre Sánchez y Joe Biden que más de uno señaló como fin de su buena relación con el jefe del Ejecutivo. «Era una toma de contacto entre dos presidentes», ha apuntado.

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