¿Cuál será la excusa de Carcedo para no dimitir?
El equipo ministerial de Pedro Sánchez lo ha conformado su peor enemigo. De otra manera no se explica que las irregularidades entre los miembros del Gobierno persistan y ahora cerquen a otra ministra. El nuevo nombre de la vergüenza es María Luisa Carcedo. OKDIARIO ha publicado en exclusiva cómo ha cobrado 150.000 euros públicos en dietas de alojamiento desde 2006 a pesar de tener casa en Madrid. No sólo eso. Como en el caso de Isabel Celaá o Pedro Duque, la mentira también ha imperado en la persona que sustituyó a la dimitida Carmen Montón al frente de la cartera de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Sobre todo al cambiar la titularidad de dicho inmueble y ponerlo a nombre de su hijo —empadronado en Gijón para más inri— para así seguir cobrando las dietas a pesar de no necesitarlas. Un cambio ante notario que, casualmente, se produjo tres semanas después de que una de las asociaciones surgidas del 11-M, Democracia Real Ya, publicara una lista donde señalaba a decenas de diputados que cobraban dichas dietas sin necesitarlas.
Huelga decir que la labor de un político nunca puede estar basada y fundamentada en el ánimo de lucro. Mucho menos cuando se basa en una triquiñuela tan burda como la de María Luisa Carcedo. Sólo cabe exigir su inmediata comparecencia para esclarecer todo este asunto. No obstante, y conociendo la filosofía del actual Gobierno, es lo último que se puede esperar. De hecho, la propia Carcedo dijo que agradecía a la dimitida Montón «su autoexigencia y ejemplo». Poco más que añadir. Nada bueno que esperar. Hasta el momento, el mantra de la «transparencia» sólo ha servido para justificar la moción de censura contra Mariano Rajoy. A la hora de ponerlo en práctica, ha brillado por su ausencia. De hecho, ante la insistencia de OKDIARIO por saber la verdad, el Gobierno ha respondido tildando a este medio de «venenoso». Lo realmente venenoso para la democracia es tener un Ejecutivo donde Màxim Huerta no tuvo tiempo ni de ejercer cuando tuvo que dimitir.
Venenoso es también que Carmen Montón siguiera el mismo camino y durara sólo 96 días a causa de su máster fake. Venenoso es que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, esté reprobada. Venenoso es que Isabel Celaá y Pedro Duque sigan en el cargo a pesar de sus respectivos escándalos. La primera, falseando un documento oficial para hacer pasar su millonario patrimonio inmobiliario –pisos, chalé, fincas y casoplón en Neguri–por unos pírricos de 195.000 euros. El segundo, utilizando sociedades instrumentales para pagar menos impuestos y falseando también otro documento oficial. No sabemos aún cuál será la excusa de María Luisa Carcedo para no dimitir. Lo único cierto es que en un país normal, con un Gobierno normal y un presidente normal, ya estaría fuera del Ministerio. No obstante, eso sería si la España actual fuera normal. Algo que, lamentablemente, no ocurre.