COVID 19: ¿el final del socialismo?

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Corría el año 2004 cuando un servidor cursaba quinto de carrera en la mejor Facultad de Derecho de España. Un compañero y amigo de clase se había ido a realizar dicho curso en Alemania, al amparo del programa Erasmus. Desde allí nos contaba algo de lo que apenas teníamos noticia en España: la República Federal vivía un gran crisis, que habían cogido por los cuernos, y se estaba llevando a cabo una importante reconversión. Una reconversión en la que, entre otras cosas, habían cerrado algunas Universidades estatales, habían introducido copagos, y habían cerrado muchos organismos y oficinas públicas.

Paralelamente, en España disfrutábamos de lo que alguien ha llamado “los felices 2005”: boom inmobiliario, ingreso generoso, y gasto obsceno por parte de las Administraciones. Hemos visto autopistas cuasi-desiertas (ruta habitual de jabalíes), aeropuertos sin pasajeros, Universidades por doquiera, organismos de todo tipo, y más televisiones estatales que videos comunitarios. Cuando llegó la crisis de 2008, hubo que hacer algún recorte. Pero, superadas las exigencias mínimas de Europa, el gobierno Rajoy se dedicó sobre todo a procastinar el problema, aumentando el gasto público y la deuda hasta límites insospechables. Salvada la crisis, en lugar de equilibrar las cuentas, se volvió a gastar: reabrió la televisión valenciana, se volvieron a subir los sueldos de los funcionarios (ninguno de los cuales fue despedido), seguimos sin copagos apreciables, e incluso las matrículas de la Universidad volvieron a bajar.

El relato de toda la operación fue el de siempre: el socialismo es lo correcto, aunque sea gastando lo que no se tiene, y la derecha es malvada porque recorta. Pese a que se recortó muy poco y se dejaron las reformas sin hacer, el Presidente que sorteó la crisis posterior a 2008 se adhiere al relato, y en su reciente libro poco menos que pide perdón por haber alterado el sueño socialista en que España se haya sumida.

Pero el socialismo es eso, un sueño. La realidad es la de Alemania: no se puede gastar lo que no se tiene. El socialismo podría haber funcionado si se hubiese promovido la natalidad, y si no se hubiese gastado más de lo que se tenía. Pero esa oportunidad ya pasó. El relato podemita presente de la renta básica y demás, viene a ser como esos últimos minutos previos al despertar en los que el sueño se hace más profundo…en breve sonará el despertador. Y el socialismo español se verá obligado a lo que Rajoy no se atrevió a hacer. Se verá obligado a recortes de verdad, y reformas que alterarán seriamente el status quo como las realizadas en Grecia y Portugal.

Pese al sueño de algunos, aquí no parece probable (aunque lo sea remotamente posible) hacer de España una Cuba o una Venezuela. Seremos Portugal, mal que les pese a algunos, que seguramente se quedarán sin discurso: la izquierda porque deberá aprender a predicar la igualdad sin promover un gasto imposible; la derecha, porque no le bastará el miedo a las dictaduras comunistas, sino que tendrá que ofrecer una alternativa liberal conservadora al sueño socialista que está apunto de terminar.

Durante años, nuestros irresponsables gobernantes (socialistas de todos los partidos, que dijera Hayek) trajeron mucho dinero del futuro para hacer del socialismo un sueño. El futuro ya está aquí, y pide la devolución de su dinero: la reconstrucción tras el Covid seguramente sea el final del sueño socialista, aunque tal vez con una pesadilla final.

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