Cómo montarse una película de nazis a partir de un «me duele el brazo»

Los menas del centro de Hortaleza que afirmaron ser víctimas de una agresión a manos de seis encapuchados blancos -en un principio manifestaron que eran dos- no presentaron a la Policía un parte de lesiones de un centro médico, limitándose a presentar un parte de asistencia inmediata en la calle en la que no hay referencia a lesiones más contundentes a pesar de que posteriormente los menas contaron que les habían dado porrazos, puñetazos y patadas cuando estaban en el suelo. Se hace constar que uno de los menas se quejó de un dolor en el brazo, pero los policías que junto al SAMUR atendieron a los menas en el lugar del suceso, el parque al lado del centro de menores de Hortaleza, notaron que las víctimas estaban bajos los efectos de las drogas y los menores lo confirmaron verbalmente.
Estos agentes también confirmaron que «no se aprecian signos aparentes de lesiones». Eso sí, el delegado del Gobierno, Francisco Martín, relató lo ocurrido en unos términos en los que sugirió que los agresores eran peligrosos miembros de la extrema derecha que habían cometido un delito de odio, razón, entre otras, por las que decidió prohibir la concentración ante el centro de menas de Hortaleza en protesta por la violación de una niña a manos de un joven marroquí.
Los jóvenes presuntamente agredidos no refirieron a los policías que sus agresores fueran de ultraderecha o que lanzaran insultos racistas o de odio y ninguno de ellos dijo sentirse víctima de la venganza de los asaltantes por la violación de una niña de 14 años a manos de otro mena del centro el día anterior. Se limitaron a afirmar que no sabían quiénes podían ser los agresores que vestían de negro y estaban armados con palos. Los menas tampoco sabían por qué les habían agredido y así se lo comunicaron a los agentes.
Eso sí, al día siguiente, el mismo en el que el delegado del Gobierno sugería que detrás de la agresión estaba la extrema derecha, acudieron a denunciar a la comisaría de Hortaleza en compañía de una de sus tutoras. Allí volvieron a relatar la agresión, sólo que dieron una versión diferente, afirmando que un joven de pelo rubio hizo de avanzadilla de los agresores y recorrió el parque minutos antes de la supuesta paliza para localizar a las víctimas. Luego «aparecieron seis hombres, de dos en dos, desde tres puntos diferentes y se dirigieron al banco en el que estábamos sentados, iban armados con porras extensibles» explicaron los menas en su denuncia. Un relato que le vino de perlas al delegado del Gobierno.