Ni el olor ni el origen: ésta es la diferencia entre el café soluble y el café de grano, según un barista experto

Para millones de personas en todo el mundo, no hay mejor forma de empezar el día que con una buena taza de café. Esta bebida se ha convertido en una parte esencial de la rutina diaria, pero esconde un pequeño secreto que muchos desconocen: no todos los cafés son iguales, y la diferencia entre el café soluble y el café de grano va más allá de su presentación.
Generalmente, en el supermercado solemos encontrar dos grandes opciones: el café soluble o instantáneo y el café de grano (entero o molido). A simple vista, la diferencia parece evidente: uno se disuelve en agua o leche caliente al instante, mientras que el otro hay que molerlo y prepararlo mediante filtrado. Sin embargo, hay muchas otras que pasan completamente desapercibidas: sabor, textura, contenido nutricional y niveles de cafeína.
¿En qué se diferencian el café soluble y el café de grano?
El café soluble, explica Colipse Coffee, es un café deshidratado para que se pueda disolver fácilmente en agua o leche caliente. Este proceso de deshidratación permite que el conserve su sabor básico y aroma, pero con una textura 100% soluble que no deja residuos. Mientras, la preparación del café de grano requiere un proceso de extracción, ya sea por filtrado, prensa francesa o máquina de espresso. Es precisamente este método el que permite liberar los aceites esenciales, los compuestos aromáticos y la complejidad de sabores que caracterizan al café recién hecho.
Café soluble
El proceso de fabricación del café soluble implica una serie de etapas. Primero, se prepara una infusión concentrada de café a partir de granos tostados. Luego, esa infusión se somete a un proceso de secado que elimina la humedad y convierte el líquido en un polvo o en pequeños gránulos. Existen dos métodos principales para lograrlo:
- Secado por aspersión (spray-drying): se pulveriza el café líquido en una corriente de aire caliente, produciendo un polvo fino.
- Liofilización (freeze-drying): se congela la infusión y luego se elimina el agua por sublimación, conservando mejor el aroma y sabor original.
El resultado es un café que se disuelve completamente al contacto con el agua o la leche caliente. Sin embargo, parte de los aceites naturales y compuestos volátiles del café se pierden en el proceso, lo que repercute en el sabor final.
Café de grano
Por su parte, el café de grano (ya sea entero o molido) mantiene intactas sus propiedades naturales hasta el momento de la preparación. El barista experto consultado por Colipse Coffee asegura que «la frescura del molido y el método de extracción influyen directamente en el sabor, cuerpo y aroma de la bebida».
El café recién molido contiene aceites esenciales que aportan notas aromáticas y un sabor más intenso. Dependiendo de su origen, tostado y tipo de grano, puede ofrecer matices frutales, florales, achocolatados o incluso especiados.
Además, al no pasar por procesos de deshidratación ni conservación, el café de grano conserva una mayor cantidad de antioxidantes naturales y compuestos bioactivos, que tienen beneficios para la salud.
Diferencias clave según los expertos
Tanto Colipse Coffee como Southern Living señalan varios puntos que permiten distinguir claramente entre el café soluble y el café de grano:
- El café soluble se disuelve directamente en agua, mientras que el café de grano requiere métodos de filtrado o extracción.
- El soluble no deja residuos; el de grano puede contener sedimentos finos si no se filtra correctamente.
- El café de grano ofrece una experiencia más compleja, con matices y aromas más definidos. El soluble tiende a tener un sabor más plano o amargo.
- El café molido o en grano conserva sus propiedades por más tiempo si se almacena correctamente. El soluble, aunque más duradero, pierde parte de sus notas aromáticas.
Uno de los factores más importantes para muchos consumidores es la cantidad de cafeína. De acuerdo con Healthline, el café de grano contiene más cafeína (entre 70 y 140 miligramos por taza) que el café soluble, que varía entre 30 y 90 miligramos.
«Todo depende del perfil del consumidor. El café de grano es ideal para quienes buscan disfrutar del sabor y la experiencia sensorial. El café soluble, en cambio, es la opción perfecta para quienes priorizan la practicidad sin renunciar por completo al placer del café».
En lo que respecta al contenido nutricional, Healthline señala que tanto el café soluble como el de grano contienen los mismos compuestos esenciales: antioxidantes, polifenoles, ácido clorogénico y pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B.
Sin embargo, existe una diferencia importante en la presencia de acrilamida, una sustancia química que se forma durante el tostado de los granos de café. En grandes cantidades, la acrilamida puede afectar el sistema nervioso y aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer.
El café soluble, según los estudios, contiene una concentración ligeramente mayor de acrilamida que el café de grano. Aun así, los expertos aclaran que la cantidad presente en una taza promedio está muy por debajo de los niveles considerados peligrosos para la salud.