Cifuentes no mira hacia otro lado, actúa
Cuando Cristina Cifuentes tomó las riendas del Partido Popular de Madrid y dijo que empezaba «un tiempo nuevo», no hizo una declaración para los medios o de cara a la galería. Realmente anticipaba lo que sería el credo de futuro para una formación autonómica cuya imagen y credibilidad constituían la crónica de un derrumbe a causa de la corrupción. La actual presidenta de la Comunidad fue clara entonces: «Tolerancia cero ante cualquier irregularidad». Ahora demuestra —una vez más— que su idioma político entiende de hechos más que de palabras. El interminable rastro delictivo que la ‘Operación Lezo’ está dejando tras de sí pone de nuevo en la picota al PP madrileño —el apoyo ciudadano se resiente en todas las encuestas— de ahí que Cifuentes se decante por un gran remedio para acabar con un mal aún mayor: el Canal de Isabel II saldrá de Latinoamérica y venderá toda la red empresarial que servía para cobrar comisiones ilegales.
La empresa pública deja así un territorio que algunos representantes públicos han utilizado para llenarse los bolsillos a manos llenas gracias al dinero de todos los madrileños. Según las pesquisas que tiene sobre la mesa el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, varias filiales de la compañía hidráulica pagaron mordidas en países como Panamá, Haití, Colombia y Santo Domingo a cambio de obras y proyectos. El caso más claro se lo ha ofrecido OKDIARIO durante las últimas jornadas. A lo largo del Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón, Pedro Calvo y Arturo Canalda —ex presidente y ex gerente del Canal— desviaron 83 millones de euros al paraíso fiscal panameño para comprar la empresa colombiana Inassa por 10 veces más de su valor real. Precisamente Inassa constituye el mayor foco de sospecha. Además de su dudosa adquisición, la filial colombiana es el epicentro de la mayor parte de las inversiones del Canal en Latinoamérica. De ahí que Cifuentes acierte de pleno al cortar de raíz un contexto tan contaminado por la gestión de sus predecesores.
Este mismo jueves, les contábamos cómo Esperanza Aguirre e Ignacio González ocultaron en abril de 2009 un extenso informe a través del cual el despacho de abogados Cuatrecasas denunciaba las irregularidades en el proceso de compra de la fantasmagórica Inassa. Cifuentes está decidida a dejar su partido limpio como la patena. Ya lo demostró el pasado mes de julio de 2016 cuando denunció las irregularidades del Canal de Isabel II ante la Fiscalía y lo vuelve a demostrar ahora extirpando su apéndice internacional. Quizá, el más gangrenado. Con Ignacio González en la cárcel, la próxima acción debe centrarse en destituir a Arturo Canalda, presidente actual de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid. A pesar de todo este escándalo, Cristina Cifuentes ha reforzado su imagen ante los madrileños. Al final, dar la cara y ser honesto es la mejor tarjeta de presentación para cualquier político, el aval más importante ante los ciudadanos.