De Cayetana a Cuca, el remedio o la enfermedad

De Cayetana a Cuca, el remedio o la enfermedad

Para el siguiente relevo quizá Casado esté buscando alguna Jimena o Piluca, porque ni a propósito le sale mejor la coincidencia al elegir a una portavoz de nombre pijo. En el país de las María, Pilar, Ana, Carmen, Rocío, Macarena… ha cambiado a Cayetana por Cuca, que se llama Concepción, pero lo oculta, no sabemos por qué. Aunque aparte de en el nombre pijo y en la edad, en poco más parecen coincidir las dos políticas populares. Cuca es logroñesa, tiene 45 años, abogada, soltera y sin hijos. Cayetana es madrileña, argentina, francesa y marquesa, nació en 1974, el mismo año que Cuca, doctora en Historia, ha trabajado como periodista, está divorciada y tiene dos hijas.

Cuca inició su carrera política en 2003 como concejal en el ayuntamiento de Logroño, del que llegó a ser alcaldesa desde 2011 hasta 2019, cuando se incorporó al Congreso de los Diputados. Cayetana fue nombrada en 2006 jefa de gabinete de Ángel Acebes, entonces secretario general del Partido Popular, convirtiéndose en diputada en 2008 y renovando su cargo en 2011. Pero en 2015 Cayetana dejó plantado a Rajoy, haciendo públicas sus discrepancias con su gestión –o sea, con la del Partido Popular- al frente del Gobierno. «En estos cuatro años de mayoría absoluta, la democracia ni se ha regenerado ni se ha defendido», dijo entonces; a lo que añadió «En el aire queda la sospecha de que el PSOE ya no es el único partido que no sabe qué hacer con España». Pero pese a hacer públicas sus discrepancias con el partido, llegando incluso a anunciar que había votado a Cs, Pablo Casado le ofreció en 2019 encabezar las listas del PP al Congreso de los Diputados por Barcelona y la hizo su portavoz en el Congreso. Casado creyó en Cayetana, Cayetana creyó en Casado y ambos se equivocaron porque los dos ignoraron que, como dice el refrán, «quien hace un cesto hace ciento».

Como alcaldesa de Logroño, Cuca conmemoraba la celebración del Día Internacional del Orgullo LGTBI posando para la foto del despliegue de las banderas gay y transexual en la facha del Consistorio. Sus discursos sobre feminismo o violencia de género parecen pronunciados por cualquier socialista aseada y con estudios. Y muy recientes son sus declaraciones en las que aseguró que ella volvería a asistir a las manifestaciones comunistas del 8-M de 2020. Cayetana, muy al contrario, se define como «feminista amazónica de la escuela de Camille Paglia», que rechaza las posiciones del feminismo que considera víctimas a las mujeres por el hecho de serlo. La dirigente popular ha criticado esas posturas que ve dominantes y paternalistas: «En mi nombre no habla nadie, ni hombre ni mujer». Como portavoz del Grupo Popular en el Congreso han sido espectaculares sus intervenciones en contra del discurso único de la ideología ‘progre’, lo que le ha valido la fama de dura, que finalmente le ha costado el cargo.

Cayetana y Cuca son el día y la noche. Yo no descubro nada si digo que hace tiempo que ni soy votante ni siquiera simpatizante del Partido Popular, al que considero en buena parte responsable de los males que nos achacan, y quizá por eso me han gustado las declaraciones que Cayetana hizo al conocerse la noticia de su destitución, criticando duramente a Casado y a su partido y hasta llegando a afirmar que «la dirección del PP no considera que la batalla cultural sea imprescindible». Esta ‘rajada’ le ha hecho quedar, de nuevo, como una persona rencorosa, vengativa y muy poco elegante. Ya no es que, como dicen algunos, Cayetana demuestre que no sirve para militar en un partido político. Sus palabras, como las de 2015, pretenden otra vez hacer daño a la organización a la que todavía pertenece, a sus compañeros y a sus votantes, lo cual sólo va a redundar en beneficio de quienes están enfrente. Esperemos que la decisión de Casado no haga peor el remedio que la enfermedad.

Lo último en Opinión

Últimas noticias